¿Cual es precio de una Medalla Olímpica?
No es oro todo lo que reluce, Hacienda no puede seguir penalizando injustamente a los deportistas que mejor representan a España.
Esta pregunta se puede contestar de una manera subjetiva hablando del coste del esfuerzo, del sudor y lagrimas que le ha costado al atleta llegar hasta este punto y nivel en el que destacar como la élite dentro de la élite del deporte mundial. Se puede contestar hablando del valor del legado, como un atleta que alcanza una medalla olímpica pasa a formar parte de los referentes de la historia del olimpismo.
Sin embargo buscaremos dar una respuesta mucho más pragmática o crematística. ¿Tienen alguna compensación o premio económico los deportistas cuando alcanzan estos altos objetivos? Por supuesto la respuesta es sí, aunque varían en función de la nacionalidad de cada deportista.
En el caso de España, estos premios no se han actualizado desde los juegos olímpicos de Pekín 2008. En las categorías individuales aquellos atletas que alcancen el oro recibirán 94.000 euros, los que se alcen con la plata serán recompensados con 48.000 euros y los que conquisten el bronce, 30.000 euros.
Adriana Cerezo, flamante primera medallista Española en los Juegos de Tokio decía tras perder a escasos segundos "dentro de unos días daré más valor a la plata". Estamos seguros que en la cabeza de Adriana en ningún caso estaba el aspecto económico, pero es posible que en esos días alguien le haga notar que el premio de dicha medalla de oro que se le escapo, no solo la elevaba a lo más alto del podio sino que suponía un premio superior al doble del que percibirá.
En el caso de los deportes de grupo, las primas por medalla varian en función de los integrantes del equipo. Los que compiten en pareja se embolsarán 75.000 euros si quedan en primera posición, 37.000 si son segundos y 25.000 si son terceros. Los integrantes de equipos más numerosos obtendrán 50.000 euros si ganan el oro, 29.000 en el caso de obtener la plata y 18.000 si se suben al último escalón de podio.
Una de las cuestiones más loables de estos premios es que los españoles que logren convertirse en medallistas, reciben la misma recompensa independientemente de su disciplina y su genero, si bien resulta evidente que ese premio será más significativo para un deportista en un deporte minoritario que para un jugador como Marco Asensio con contrato millonario en el Real Madrid. El olimpismo iguala en este sentido sea un deporte más o menos mediático y eso es una de las grandezas que lo hacen único.
Curiosamente y contrariamente a lo que pudiera intuirse, son los países más pequeños y generalmente con menor éxito en el medallero, quienes mejor premian esta circunstancia, Singapur, paga unos 800.000 dólares por cada medalla de oro (casi 10 veces más que España), 715.000 euros por oro entregaba Azerbaiyán a sus representantes en Río, y Georgia 400.000 en la cita de Pekín. En el otro lado encontramos a países como Estados Unidos que paga 37.500 dólares por oro, 22.500 por plata y 15.000 por bronce.
Ayer pudimos vivir un ejemplo muy significativo cuando Hidilyn Díaz conseguía el primer oro olímpico de Filipinas. El gobierno de su país ha querido regalarle una casa, por valor de unos 660.000 dólares.
Se puede debatir si esta cantidad es alta o es baja y para facilitar los cálculos comprobamos que nuestros deportistas olímpicos representando a nuestro país supusieron un coste de 1.848.400 euros tras alcanzar 17 medallas olímpicas en Rio. Por ponerlo en contexto en aras de representar a nuestro país, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación destina alrededor de 2 millones de euros al mes al pago del alquiler de inmuebles que albergan embajadas, consulados, oficinas, residencias, locales y garajes.
Personalmente no me parece una recompensa en absoluto excesiva. Además sobre esta apreciación debo reafirmarme cuando se comprueba que a Hacienda (seamos todos o no), no se le escapa nada y los laureados deben tributar en base a este incremento patrimonial. El problema e injusticia me atrevería a decir, viene cuando estos deportistas comprueban como eventualmente debido a este premio su tipo impositivo ha aumentado notablemente situándose fácilmente en el tipo máximo 45% por lo que ese premio se ve casi reducido a la mitad. Es cierto que han recibido este premio de manera puntual, pero llevan trabajando en este proyecto al menos 4 años y de manera muy evidente, un atleta concentrará sus ingresos más altos en un periodo muy corto de tiempo dado lo ajustado de su carrera profesional mientras que en otros ámbitos repartimos estos ingresos en diferentes periodos fiscales beneficiándonos más de un tipo impositivo inferior.
Las escrituras hablan de que "Dios da y Dios quita", lo que podemos afirmar es que "lo que el Estado da, el Estado quita". Además las administraciones tributarias de los diferentes países no solo prestan atención a estos premios económicos sino también al valor propio de las medallas en base al precio de estos metales preciosos.
Por "suerte" desde 1912 en los Juegos Olímpicos de Estocolmo, las medallas de oro no se producen en este cotizado metal (ya que alcanzarían un valor de cerca de 25.000 euros en función de la cotización del oro en ese momento), pero las medallas de oro (hechas principalmente de plata con un baño de oro) valen algo más de 500 euros y las de plata alrededor de 300 euros. La normativa vigente del Comité Olímpico Internacional establece que cada presea de "oro" debe contener al menos 6 gramos de oro de 24 quilates (alrededor de un 1,5%).
Resulta que todos hemos visto a nuestros grandes deportistas morder alguna medalla o trofeo para "comprobar" que verdaderamente era de oro, sin embargo la realidad es que no son de oro y que el verdadero "mordisco" llega a la vuelta con la declaración de la renta.