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Susurros del campo

Caza en media veda. Fiebre azul.

Veintitrés días son los que faltan por tachar en el almanaque para que, los apasionados de la caza de la torcaz comiencen el espectáculo de la media veda. La fiebre azul.

Caza en media veda. Fiebre azul.
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Veintitrés días son los que faltan por tachar en el almanaque para que, los apasionados de la caza de la torcaz comiencen el espectáculo de la media veda. La fiebre azul.

La caza de la paloma torcaz (Columba palumbus), desde puesto fijo no es tarea fácil, son muchos días de trabajo y paciencia en el campo, preparándolo todo con mimo, pero, sobre todo, disfrutando.

Unas fechas en las que estas especies migratorias todavía volarán los azules cielos de nuestro país en su camino hacia sus destinos de invernada. Aunque cada día, son más las torcaces que se quedan a vivir en nuestro país.

La caza de la torcaz es una modalidad que levanta pasiones, de ahí que también se la conozca como “la fiebre azul”, y que, sin duda, pone a prueba nuestras habilidades como tiradores, pues estos lances son considerados por muchos como los más arduos de la caza menor.

La caza de la paloma torcaz en media veda requiere en primer lugar, un gran conocimiento del territorio por parte del cazador, pues nos encontramos ante un animal de costumbres muy fijas, y que elige únicamente zonas con unas particularidades concretas. Y, en segundo lugar, la destreza del cazador con la escopeta para conseguir frenar el ágil vuelo de estas aves, que además poseen una excelente capacidad visual.

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Dentro de los factores que dependen exclusivamente del cazador el más importante es el conocimiento de dicho cazadero. Por ello conviene hacer un examen previo del terreno de caza y los cotos para la media veda, en los que hay que observar los movimientos de torcaces al alba y a última hora de la tarde.

Las palomas se mueven en la amanecida desde el dormidero y, en la tarde, desde la zona de sesteo hacia los comederos: girasol, legumbres y cereales.

Para llegar a tener cobrada una paloma, previamente se requiere de mucho esfuerzo y dedicación. Esta especie cada vez es más urbanita que de paso y, por este motivo, sus pasos naturales en busca de comida y bebida, son más difícil de localizar y por lo tanto de fijar.

Pero no solo depende de que sus costumbres sean cada vez más urbanitas, intervienen, además, factores externos que no están en la mano del cazador poder controlar. Sus sentidos hacen que, con una simple tormenta, donde había un paso de centenares de palomas, dejen de ser vistas y, de repente, las localicemos donde antes no se las veía surcar los cielos.

De un año a otro varían sus pases, dependiendo de las tierras que hayan sido cultivadas. Sorprende ver cómo después de la siega eligen una ruta, y al terminar con el grano que ha quedado en el suelo, cambian las misma. Por eso los palomeros que se presten, no solo controlan los pasos de sus cotos, también controlan las tierras donde van a comer.

En los últimos años, esta modalidad de caza se ha puesto de moda y con ello cada vez es más común encontrar la comercialización de tiradas de palomas. Lo que tiene sus ventajas, como dar la posibilidad de disfrutar a los que no tiene cotos de caza con esta preciada ave, como sus desventajas, al concentrar a las palomas en grandes cebaderos, "robando" con ello los pasos naturales de los cotos colindantes, pero este tema además de extenso, puede resultar motivo de conflicto y ¡Dios me libre!

La pasión que levanta esta caza es extraordinaria y motivo de dilatados debates entre cazadores sobre cimbeles, grano con el que cebar, incluso con que munición y choke utilizar.

Personalmente me gusta averiguar que han sembrado cada año en las tierras colindantes y con ese mismo cereal cebar. Respecto a los cimbeles, donde cazo solo se pueden emplear artificiales y sin motor que los mueva, por eso busco los que resultan más naturales a la vista de las torcaces.

Respecto a la munición que empleo, sin duda 32 gramos de 6ª y con choke de dos estrellas, ya que me encanta tirar esas palomas que bien podrían parecer golondrinas.

Como ya tenemos a la vuelta de la esquina la media veda, no quiero dejar de rogaros encarecidamente que, una vez terminadas las tiradas recojáis todas las vainas, que después nos regañan y con razón y, sobre todo, mucha prudencia a la hora de disparar, ya que muchas veces al estar metidos en mitad de una magnifica tirada nos hace bajar la guardia y tener algún disgusto.

Y como “ave que vuela a la cazuela”, os dejo una sabrosa receta, porque la caza termina en el plato.

Pechuga de paloma torcaz en salmis con setas

Disfrútenlo...