La Euro 64 empezó sin ningún vasco
En la primera lista de Villalonga no había nadie de la gran cantera española.
Se ha debatido mucho sobre la ausencia de madridistas en la lista de Luis Enrique. Más llamativo resultó el inicio de la de 1964, en cuya primera convocatoria no hubo, por primera vez en la historia de la selección, ningún vasco.
España venía del fracaso del Mundial de Chile, en el que no pasamos de la fase de grupo a pesar de las enormes expectativas con que fuimos. El equipo lo había dirigido el dúo Helenio Herrera-Hernández Coronado (Fórmula H3C, lo simplificó la prensa), dos celebridades. Ahora, la Federación nombró seleccionador-entrenador a un militar cordobés, José Villalonga.
Militar, pero no lego en el fútbol. Guardameta modesto antes de la guerra, que hizo en el bando franquista como alférez provisional, sacó el número 1 en la primera promoción de la Escuela de Entrenadores, en 1949, por delante de Ricardo Zamora entre otros. Había entrado en 1952 en el Madrid como preparador físico (era profesor de educación física en la Escuela de Mandos de Toledo, único lugar en que se daba esa materia en la época), saltó a entrenador por renuncia de Enrique Fernández y bajo su mando ganó el Madrid de Di Stéfano las dos primeras Copas de Europa, además de dos Ligas y dos Copas Latinas. Para entonces era capitán, y para seguir su carrera militar tenía que trasladarse a Zaragoza. Le pareció más seguro ese camino, así que se fue. Luego, ya comandante, regresaría a Madrid, donde ganó para el Atlético dos veces la Copa (1960 y 61, ambas al Madrid) y la Recopa de 1962, esta ya como secretario técnico.
Su primera lista llegó en noviembre de 1962, con vistas al partido a jugar el día 11 ante Rumanía. Hubo escabechina: de los 22 de Chile sobrevivieron ocho. Cuatro bajas lo fueron por fuerza: los importados Di Stéfano, Puskas, Santamaría y Eulogio Martínez, porque la FIFA prohibió entonces que quienes habían militado previamente en una selección lo hicieran en otra (España e Italia estaban abusando de la figura del nacionalizado). En todo caso, por sus edades (y peso) tampoco hubieran estado. Igualmente excluyó a tres estrellas españolas que jugaban en Italia: Luis Suárez, Del Sol y Peiró.
Todo producto local. Chicos “que hacen la mili aquí y que juegan nuestro campeonato”, editorializó Marca, a la sazón Prensa del Movimiento. Lo llamativo fue que por primera vez en la historia no había ningún vasco. La presencia de jugadores de aquella tierra, primera gran cantera de nuestro fútbol, había sido constante desde los inicios. En Chile ya sólo estuvieron Carmelo, Araquistain, Garay y Echeberría. Ahora ninguno. El Athletic marchaba en la segunda mitad de la tabla, la Real estaba en Segunda, Araquistain había perdido el puesto en el Madrid y a Garay, titular en el Barça, le pesaban los años.
Salió bien. España ganó 6-0 a Rumanía con un equipo joven y una delantera de pequeños en la que el gálibo lo marcaba Adelardo con su 1,70. Aquel primer equipo sin vascos fue: Vicente; Pachín, Rodri, Calleja; Paquito, Glaría; Collar, Adelardo, Veloso, Guillot y Gento. Cuatro debutantes: los dos medios, Veloso (un gol) y Guillot (tres).
Fue un estreno feliz, empañado la derrota 3-1 en el partido de vuelta. La siguiente eliminatoria (se jugaba en eliminatorias directas, no por grupos, hasta semifinales y final, a partido único en un mismo país) fue contra Irlanda del Norte. La ida fue en San Mamés y Villalonga ahí citó a tres vizcaínos, Carmelo, Echebearría y Uriarte, de los que sólo jugó el central. Se empató 1-1, decepción que vino seguida de un estrepitoso 2-6 en amistoso ante Escocia en Chamartín, lo que desmoronó el proyecto. Para la devolución de visita en Belfast, Villalonga repescó a Del Sol y Luis Suárez. El partido se ganó 0-1, con un cañonazo tardío de Gento y con el meta debutante, el bético Pepín, convertido en héroe.
Tras otro amistoso fallido (1-2 con Bélgica), España afrontó los cuartos contra la República de Irlanda. Villalonga dio otra vuelta de tuerca y renovó el equipo, de nuevo con jóvenes, pero otros. Ese día debutó Iribar en la portería y Villalonga dio con la tecla: Iribar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Villa y Lapetra. Ese equipo ganó 5-1 en Sevilla y con el cambio de Amancio, lesionado, por Zaballa, repitió 0-2 en Dublín.
Así llegamos a la fase final, a disputar en España. Las semifinales. España-Hungría y Dinamarca-URSS. Los dos partidos los ganó España 2-1 con el mismo equipo de Sevilla con la salvedad de Luis Suárez por Villa.
España fue campeona. Olivella levantó feliz la Copa, que era el cuarto trofeo europeo que ganaba el militar cordobés. El inicio fulgurante se averió, pero el tercer proyecto, equipo joven en torno a un sabio veterano, Luis Suárez, resultó un éxito. Y en la meta, un vasco grande y bueno, llamado a batir el récord de internacionales de Ricardo Zamora.