El proceso de Marc Márquez: cómo volver para quedarse
¿Perseverar o pivotar? Analizamos el proceso de mejora del piloto catalán que lo ha llevado hasta la esperada victoria.
Sonrisas y lágrimas (de emoción) en el Gran Premio de Alemania con un Márquez reencontrado con la victoria y, de alguna manera, con él mismo. Aunque, no nos engañemos: Marc ya no es el mismo. Esta victoria no es como antes. Esta victoria es de un nuevo Marc, redefinido y superado. Mejorado. Un Marc que ha aprendido más en 581 días que en los 1.000 que los precedían. Su mejor aprendizaje: que la clave está en el proceso. En la paciencia, determinación, esfuerzo y confianza en el proceso que ha seguido él y su equipo.
No sabemos si estamos ante un Marc más infalible o eficaz, pero sí sabemos que estamos ante un piloto más completo y resiliente. Pueden converger en él lo mejor de dos mundos (su explosión inicial junto con la madurez estratega). Y que nadie se engañe: Marc tiene hambre y probablemente más que en ninguna ocasión. Es algo que lo define como deportista, como ya hemos visto en otras ocasiones.
Para llegar hasta donde llegó ayer, Márquez ha recorrido un proceso del cual no va a bajarse. Porque para soñar grande, hay que dar pasos pequeños. La clave está en crear, medir y aprender. Diseñar un proceso y recorrerlo sin prisa, pero sin pausa. No es solo un ‘remedio’ para quienes salen, como en su caso, de una lesión o crisis de algún tipo. El objetivo de un deportista no puede quedarse únicamente en ganar o conquistar títulos sino en descubrir cómo crear un proceso infalible que le permita mantener sus resultados y proyección en el tiempo de manera sostenible.
Gracias al proceso, Marc está de vuelta. No gracias a la acción precipitada o explosiva, sino al proceso meditado y estudiado.
Algunos deportistas, impacientes por empezar, no quieren perder tiempo analizando ni el proceso ni la estrategia. Son aquellos profesionales de la escuela «simplemente hazlo». Marc ha pasado por ahí, pero esa etapa queda ya muy lejos. A diferencia de la acción explosiva pero estéril, el proceso nos lleva a rentabilizar cada entrenamiento, medir la evolución y aprender cuándo perseverar en una estrategia de entrenamiento o pivotar para desmarcarse de su rival y transformar su esfuerzo en resultados.
¿Cómo trabajar para salir de la crisis?
Dar con el proceso adecuado no es sencillo. Algunos deportistas son víctimas de la parálisis del análisis, refinando constantemente sus planes mediante estrategias teóricas basadas en lo que la mayoría de deportistas suelen hacer y que tampoco los llevarán a alcanzar los resultados que están buscando. Dan, en definitiva, palos de ciego. Porque el proceso es personal e intransferible. A medida del deportista, sus circunstancias y sus objetivos.
La solución pasa por crear un proceso sencillo y completo de performance que le permita empezar con el proceso de aprendizaje lo más rápidamente posible. No es necesariamente el proceso más pequeño o breve que uno se pueda imaginar, pero sí es la forma más rápida de entrar en el circuito de feedback: crear, medir y aprender de lo ejecutado con el mínimo esfuerzo.
El proceso consta de tres fases:
Si el deportista pivota, es decir, rompe con el proceso, empieza otra vez, restableciendo un nuevo punto de partida y preparando el motor desde allí. Para saber si ese cambio es adecuado, solo hay que ver si las actividades son más productivas después del pivote que antes.
¿Sabes por dónde empieza un proceso de mejora? Por la definición de los objetivos. ¡Ojo! Es importante no confundir objetivos con resultados. Si tienes dudas, aquí te explico sus diferencias. Descubrirás que diseñar tus objetivos será útil no solo para marcar la dirección que quieres darle a tu carrera profesional, sino para incrementar tu motivación y medir tus progresos. ¡Te espero!