En la práctica de cualquier actividad deportiva, siempre influyen multitud de factores físicos y mentales de los que va a depender la calidad de su desarrollo. No sólo es importante una buena habilidad y un adecuado estado de forma, sino que también debemos tener otras aptitudes que, a veces, pasan desapercibidas.

Centrándonos en el tenis, está muy bien tener unos golpes formidables, una técnica depurada y una gran resistencia física. Sin embargo, no debemos descuidar otros matices muy importantes que vamos a ver a continuación y que marcan la diferencia.

Entereza

Cuando jugamos al tenis, la gestión de las emociones y la capacidad para sobreponernos a las adversidades son dos elementos vitales. Si no somos capaces de controlar nuestro estado de ánimo y se nos notan, sobre todo, las sensaciones negativas, estamos dando una información vital a nuestro oponente. Cuanto más desquiciado y más molesto te vea tu rival, más se va a motivar él y más va a atacar tus inseguridades. Por tanto, cuando te sientas desbordado, respira profundamente, relaja tu cuerpo y piensa que estás en la pista para disfrutar.

Inteligencia

El hecho de tener un buen drive, un revés seguro o una volea precisa no lo es todo; una vez que tenemos los golpes, ahora necesitamos saber leer un partido y articular una estrategia en función de cómo vaya transcurriendo el encuentro. Para ello, es muy importante que, en cada punto, no sólo nos centremos en pegar a la pelota, sino que también observemos y analicemos a nuestro oponente. De esta manera, nuestros resultados van a mejorar exponencialmente.

Honestidad

En tenis amateur no tenemos juez de silla y las decisiones se toman entre ambos jugadores (en categoría individual). Es fundamental que, por encima de nuestro deseo de ganar, esté nuestra honestidad a la hora resolver una situación dudosa o conflictiva. Cuando el marcador es holgado, es más sencillo tomar decisiones, pero también debemos ser igualmente honestos cuando la decisión que tomemos pueda cambiar completamente el desarrollo de un set o un partido. De esta manera, podrás ganar o podrás perder, pero te irás siempre con la conciencia tranquila de la pista.

Educación y respeto

Debemos ser respetuosos con nuestro rival; recuerda siempre que jugamos para divertirnos, para mejorar y para disfrutar de este deporte. Es muy difícil llevarse una experiencia satisfactoria cuando hay roce con tu rival. Por eso, aunque estés pasando por un mal momento tenístico o las cosas no estén saliendo en pista como esperabas, no seas maleducado con tu oponente y mantén siempre la compostura. Si es el contrincante el que busca provocar y generar crispación, evita entrar en esa dinámica y desmárcate de ese tipo de actitudes.

Confianza

La confianza en tu juego es indispensable. Debes creer en tus capacidades, en tus golpes y en la posibilidad de ganar siempre. Por supuesto, no vamos a encontrarnos con la victoria en cada partido, pero sí que deberíamos tener esa convicción, esa sensación de poder ganar si aprovechamos al máximo nuestras habilidades. Si somos jugadores desmotivados, vamos a entrar en una espiral de negatividad de la que nos va a costar bastante salir. Por ese motivo, cree en tus capacidades.

Determinación

Al igual que la honradez es una cualidad que debemos cuidar, la determinación es igualmente necesaria. Cuando tengamos la certeza de haber tomado una decisión correcta cantando una bola o llevando el tanteo, no debemos dejarnos avasallar por el rival para que cambiemos de parecer. Por eso, tenemos que estar atentos a todo lo que pasa y no perder el hilo del partido.