Pensar, ejecutar, ganar: tres historias de superación y entrenamiento mental
¿Qué tienen el común Michael Phelps, Michael Jordan y la atleta paralímpica Sara Fernández Roldán?
Somos el resultado de las decisiones que tomamos. Ejecutamos, o hacemos, el resultado de los pensamientos que determinamos. ¿Dónde? En el centro de todo, un ‘órgano’ difícilmente clasificable. Una batuta que dirige una compleja sinfonía ‘corporal’: la mente. De ella depende todo: que nos levantemos una hora más temprano. Que aguantemos un kilómetro más.
La mentalidad es, por suerte, algo que se forja con el trabajo diario. No es un don reservado a unos pocos al nacer. Todos podemos moldearla: ejercitarla para que esta sea más fuerte, determinada y perseverante. Sin embargo, el entrenamiento mental es algo relativamente nuevo y también desconocido. A veces, incluso, mal entendido.
Entrenar la mente puede resultar hoy una expresión familiar. Un terreno conocido. A veces una frase manida. Y no sin razón. Hablamos mucho del poder de la mente, incluso sin haberla entrenado antes. Hablamos, muchas veces, sin propiedad. Porque la mente no es solo ‘querer es poder’. Es ‘trabajar para que querer sea verdaderamente poder’. Detrás de una mentalidad no solo hay actitud (que también), hay trabajo y del duro. Un auténtico entrenamiento.
Hoy quiero revisar tres historias con nombre propio. En ellas, sus protagonistas -deportistas de podio- supieron trabajar su mentalidad de campeón. Una mentalidad que, bien ejecutada, tiene el poder de convertir el desafío en un reto. Es el caso, por ejemplo, de Michael Jordan. Hoy está considerado uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, sin embargo: ¿sabías que cuando Michael estaba en la escuela lo echaron del equipo de baloncesto? Decían que no tenía talento para ese deporte.
¿Tenía Michael Jordan un talento natural innato? No. Tenía algo mejor. Determinación para seguir levantándose a las 6h de la mañana a encestar pese haber sido descartado del equipo de la universidad que quería. ¿Fue más importante lo que sabía hacer hasta ese momento o lo que se había propuesto saber hacer poniéndose el despertador más temprano que nadie para lograrlo? Obviamente, lo segundo.
La mentalidad determina nuestros pensamientos. Lo que pensamos condiciona lo que hacemos y cómo lo hacemos. Lo que hacemos dictamina lo que conseguimos. No es Jordan el primer deportista en derribar una muralla de descrédito a priori infranqueable. En el siguiente ejemplo, nos fijamos en un muro que, sin embargo, levantó el propio deportista. Michael Phelps comenzó a nadar para canalizar su TDAH y para alejarse un poco del difícil ambiente que había en su casa.
¿Sabías que no le gustaba el agua? Sí, el mejor nadador de la historia le tenía pánico a la piscina. Pero la piscina le permitía olvidar su trastorno y sentir que era realmente bueno en algo, así que siguió nadando. No fue fácil: cada día tuvo que luchar muy duro para seguir adelante y la depresión y la ansiedad no dejaron de rondarle. Pero hay más: el caso de Phelps es paradigmático en la historia del entrenamiento mental por ser precisamente ‘mental’.
Un entrenamiento que le llevó, de la mano de su entrenador ‘Bowman’, a conseguir las 28 medallas olímpicas, 23 de ellas de oro y ser el único deportista de la historia en ganar ocho oros en los mismos Juegos Olímpicos (Beijín 2008). ¿De qué hablamos? De la técnica VMR (en inglés, Visualization and Mental Rehearsal) que podemos resumir en visualización mental. Un entrenamiento que dotó a Phelps de los hábitos necesarios para ser el nadador mentalmente más fuerte de la piscina.
No quiero terminar este artículo sin hablar de una de las deportistas más increíbles de nuestro país: Sara Fernández Roldán, actual Campeona de España de 100 metros y 200 metros de atletismo adaptado. Sara corre a una velocidad sobrehumana y salta muy, muy alto por encima de las adversidades. Lo sé porque he trabajado con ella. Para ella, no rendirse es una forma de vida.
Para Sara no existe un “no puedo hacerlo”. No existe mejor ejemplo de lo que significa tener una mentalidad de campeona. ¿Imaginas correr a la velocidad del rayo, saltar sin miedo con el impulso de un jaguar con solo un 12% de visión? Consiguió una excelente participación en las olimpiadas de Río 2016 y tiene un prometedor futuro por delante. No hay nada en el mundo que pueda frenar a Sara, como tampoco nada ni nadie frenó a Phelps y Jordan. Porque la mentalidad es más fuerte que todas las adversidades.
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