Muguruza: quien la sigue (y entrena su fuerza mental) la consigue
Analizamos la renovada mentalidad de la mejor tenista española del momento.
Casi dos años sin alzarse con un título. Casi dos años tras los que, por fin, ha podido resarcirse y conquistar el WTA de Dubái. La primera victoria en tres finales disputadas solo en 2021 da alas a la tenista y la acerca al top 10. No ha sido un camino fácil. Más si tenemos en cuenta que la pandemia ha añadido su propio tiempo de descuento a esta larga espera que la separaba del éxito. Pero tras mucho esfuerzo, Garbiñe ha regresado y lo ha hecho con su mejor versión. Una tenista más preparada. Según sus propias palabras: “más completa” y “más estable”.
De la mano de otra grande, su entrenadora Conchita Martínez, el triunfo de Muguruza nos ayuda a comprender que ganar no es lo importante y que, como tal, tampoco es el (único) objetivo. Sí lo es, por el contrario, trabajar para jugar mejor. Aunque la victoria tarde más o menos en llegar. O dos años. Es en la búsqueda de convertirse en una jugadora mejor lo que ha dotado a Garbiñe de la fuerza mental y la confianza necesarias para conquistar la victoria.
Fuerza mental para acompañar cada uno de los embistes con los que ha lidiado hasta su partido contra Barbora Krejcikova, quien no planteó un entrenamiento sencillo ni convencional. Como tampoco lo fue su periplo hasta la final, superando a Swiatek (número 8), Sabalenka (número 3) y Mertens (número 10). La finalista checa, 63ª del mundo, puso a prueba de diversas maneras la concentración de Garbiñe, quien no dejó de estar enchufada en el partido ni un segundo. “Mi mentalidad está cambiando, me siento más fuerte”, explicaba la propia tenista.
La victoria de Muguruza y las palabras que apuntan a su éxito confirman que, de nuevo, la fortaleza mental es la clave del rendimiento deportivo. Cuando hablamos de fortaleza mental hablamos de la capacidad que tiene un deportista de utilizar sus habilidades mentales para aceptar sus pensamientos y emociones, mantener el foco, superar y perseverar ante la adversidad, afrontar la presión y mostrar una gran determinación para conseguir sus objetivos.
La fortaleza mental es aquello que mantiene conectado al deportista con sus objetivos: con su propósito, con el partido. Pase lo que pase en él. Sin esa fortaleza, cualquier revés o circunstancia pueden dar al traste con su concentración.
Tras cometer un error en un partido, un jugador debe ser capaz de detectar los pensamientos y emociones que surgen de dicha acción, aceptarlos y volver a centrarse en lo que está haciendo. Quien dice error, dice distracción, como las muchas que hubieron en el partido del sábado instigadas por su rival. “Si se ha notado por televisión, pues más desde dentro”, apuntaba Muguruza.
Ante distracciones superfluas, de nada le sirve al deportista lamentarse o perder los nervios y la energía intentando revertir una situación que, claramente, se escapa de su control. Garbiñe no cedió un milímetro y se mantuvo en calma y confiada. De la misma forma que, ante un error, tampoco sirve de nada flagelarse mentalmente. Al contrario. Caer en el juego de esos pensamientos de arrepentimiento o auto-castigo suele derivar en más errores.
Lo único que puede salvar al deportista es mantener la atención en el juego. No es nada fácil. El único órgano capaz de conseguirlo es la mente. Cuando una situación es adversa y no está en tu mano que cambie, hay que focalizar la atención en aquello que depende 100% de ti. El juego es lo único que se puedes modificar y mejorar. Es lo realmente importante.
Todo lo que Garbiñe necesita para conseguir la victoria lo ha trabajado y está bajo su control y gracias a eso, hoy ya es la número 13 de la ATP y la primera española en conquistar el título de Dubái. “Siento que la consistencia que tengo ahora es muy difícil de conseguir”, puso en valor al final del partido. Garbiñe ha vuelto. No es la misma. En realidad es mejor. Para ello, ha abrazado un cambio de mentalidad en positivo y este triunfo solo es una confirmación.
A lo largo de mi trayectoria he trabajado con muchos deportistas que afrontaban la adversidad, la distracción y la derrota solo desde el plano físico. Pero más esfuerzo no siempre es sinónimo de mejores resultados. Con poco (o con menos), muchas veces, se puede hacer mucho. En la práctica: no hay que gastar energía en quejarnos por lo que no podemos cambiar, debemos emplearlas en adaptarnos.
Cambiar no es fácil. Pero el cambio nunca es doloroso. Solo la resistencia al cambio lo es. Garbiñe apostó por un cambio hace dos años al poner fin a su relación profesional con Sam Sumyk tras una etapa de bloqueo e irregularidades que no cesaba. Con Conchita Martínez, quizá la victoria se ha resistido, hasta Dubái, pero no su transformación en una mejor tenista.