¿Cómo nos afecta el "burnout" cuando jugamos al tenis?
Aprende a identificar esta patología y descubre cómo deshacerte de ella para evitar una pérdida drástica de nivel y motivación en una pista de tenis.
Recuerdo que al extenista argentino Gastón Gaudio, cuando estaba en activo, le preguntaron cuál era el deporte que más odiaba; su respuesta fue "a veces, el tenis". Llega un momento en el que, por diversas circunstancias, un deporte como éste, que tanto nos gusta y del que disfrutamos bastante, puede tornarse en todo lo contrario.
No creas que esto sólo sucede a nivel profesional, porque a nivel amateur también ocurre muy a menudo. Para ello, debemos introducir el anglicismo burnout. A continuación, vamos a ver qué significa este concepto, cómo nos afecta y de qué manera podemos evitarlo.
Burnout
La traducción literal al castellano es "agotamiento". Pero dejar ahí la definición de burnout no nos aclara absolutamente nada. Así que, de las muchas definiciones que existen, la de los psicólogos Ayala Pines, Elliot Aronson y Ditsa Kafry es la que mejor refleja lo que supone este problema en el tenis. "Estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por la implicación exhaustiva en situaciones que afectan a nivel emocional".
Causas
Y es que sucede muy a menudo que, cuando no gestionamos bien nuestras sesiones y nos sobrecargamos de tenis, cuando desvirtuamos nuestro nivel de exigencia y sentimos que no estamos progresando, nos saturamos demasiado física y mentalmente; pasamos del esfuerzo y la motivación a la frustración y la desgana.
Todas estas sensaciones también pueden venir dadas por:
A mí, particularmente, me ha sucedido este tipo de agotamiento en bastantes ocasiones; he tenido que esconder la raqueta una semana y desvincularme por completo del tenis para recuperar otra vez las ganas de jugar.
Prevención
Lo mejor que podemos hacer para evitar el burnout es hacer lo que realmente nos pida el cuerpo. Muchas veces, nos ensimismamos demasiado con el tenis y no paramos a preguntarnos si es realmente lo que nos apetece hacer o si es lo mejor para nuestro bienestar. Hay veces que jugamos con molestias o que saltamos a la pista con una actitud ya de por sí muy irritable y, quizá, no hemos barajado la opción de que lo mejor sería dosificar más y dedicar más de tiempo a otras actividades.
De igual modo, es muy recomendable no crearnos unas expectativas inalcanzables o a muy largo plazo, sino ir trabajando día a día, apreciando las pequeñas mejoras y logros que vamos consiguiendo.
El tipo de entrenador o profesor que tengas también es determinante. Es mejor aprender y perfeccionar con una persona que te enseña y te pule con exigencia, pero que no genera estrés ni te presiona.