Manuel Clares, el antecedente de Braithwaite
Cruyff le protegía, porque corría por los dos y tenía instinto para buscarse posiciones de remate, pero muchos le contabilizaban más los goles fallados que los marcados.
"Braithwaite es para Messi lo que Clares fue para Cruyff", me dijo un amigo culé.
Eso me hizo recordar la figura de Manolo Clares, un jugador que echó literalmente los dientes en un campo de fútbol. Su padre era el conserje del viejo Metropolitano y allí mismo vivía la familia, de modo que su jardín era el césped donde entrenaban primero los Ben Barek, Carlsson o Juncosa, luego los Adelardo Peiró, Collar… No fue raro que dos de los chicos salieran futbolistas. Gerardo, centrocampista, llegó a debutar en el Atleti para luego hacer carrera en el Betis, el Cádiz, el Algeciras y el Jerez. Manuel, delantero centro, arrancó en Gandía, donde le llevó el presidente del Atlético, Vicente Calderón, que construyó mucho en aquella ciudad, de la que era su mujer, y hoy tiene calle en la misma, como impulsor de su desarrollo turístico.
Tres años en el Gandía le valieron para que le fichara el Castellón, que presidía Emilio Fabregat, conocido como El Onasis de El Grao, un hombre con dinero y energía. Amigo además de Bernabéu, que le cedía buenos canteranos, entre ellos Del Bosque y Planelles. El Castellón subió a Primera con los goles de Clares y en la 72-73 llegó a ser quinto en la Liga y finalista de Copa. Nuestro hombre incluso debutó en la Selección de Kubala, contra Turquía.
La 73-74 se reabrió la frontera a dos extranjeros por club. El Barça fichó a Cruyff y Sotil. Arrasó en la Liga, pero la Copa sólo la podían jugar los nacionales así que, viendo que se quedaba muy flojo en ataque, decidió fichar a ese Clares del Castellón, de gatillo tan fácil. Marcó en su debut, en Oviedo, y también en las siguientes eliminatorias, ante el Espanyol y su Atlético de Madrid. El Barça llegó a la final, pero la perdió (4-0) ante el Madrid.
Para la 74-75 llegó Neeskens. Sólo cabían dos extranjeros, así que Sotil tuvo que pasar un año sin jugar porque se exigían dos de estancia para alcanzar la doble nacionalidad. Michels apostó por Clares para completar el ataque y fue el máximo goleador del equipo, pero la temporada resultó pobre. Cruyff, tras un primer curso brillantísimo, se volvió muy cómodo en su juego y su flojo rendimiento arrastrando al equipo.
Hasta poco antes el martirizado de la plantilla había sido Martí Filosía, técnico pero muy frío. Clares, por contra, era incansable, pero su juego afanoso y su aspecto (patillas largas, la frente invadiendo descaradamente el territorio del cabello) contrastaba en aquella delantera bella y artística de los Cruyff, Marcial y Rexach. Cruyff le protegía, porque corría por los dos y tenía instinto para buscarse posiciones de remate, pero muchos le contabilizaban más los goles fallados que los marcados. Nunca faltaba quien, a falta de Martí Filosía, la tomara con él.
En la segunda temporada, nacionalizado Sotil, jugó menos, pero en la tercera recuperó el puesto marcó 22 goles y rozó el Pichichi. Tuvo su noche estelar con cinco goles al Valencia, que llegó como líder al Camp Nou y cayó por 6-1. Pero lo más recordado de su gloriosa temporada fue aquello de "Manolo, marca allá", frase que Cruyff adujo haber dicho, en lugar del "Marica, que eres un marica…" que consignó en el acta el árbitro Melero Guaza tras expulsarle ante el Málaga. El boca a boca popular cambió insensiblemente el "marca allá" por "marca ya", como si no metiera goles. El cuarto año apenas jugó. Luego pasó al Rayo, y de ahí al Villarreal, donde se retiró.
Con ocasión de la Copa de Europa ganada en Wembley, un grupo de amigos creó una peña llamada Forum Manolo Clares, réplica ‘lúdica y esperpéntica’ del Fórum Samitier, espacio de debate de los grandes temas de la historia culé. El Forum Manolo Clares se distinguió por premiar cada año con un balón de chocolate, réplica del Balón de Oro, al personaje más incomprendido del mundillo culé con un balón de chocolate. Fueron premiados Romario, Van Gaal y su libreta, Geovanni, Rustu, Maxi López, Ezquerro, Bogarde, Zenden, Douglas… El aniversario del repóquer de Clares ante el Valencia era la fecha sagrada del Fórum, que celebró su clausura en el 40º aniversario de aquello, con Clares presente, recibiendo de manos de Ramón Oriol Pujol, alma máter de la peña, el balón de chocolate final.
Hoy vive en Castellón, donde se instaló tras culminar su carrera, ya jubilado. Ha trabajado en la fábrica de cerámica de su suegro y aún mata el ocio en la escuela del club enseñando a los niños. Con cuatro nietos, es un hombre feliz, que siempre vio con simpatía aquel Fórum que llevaba su nombre.
Y que en caso de existir todavía seguro que premiaría este año a Braithwaite, el Clares del siglo XXI.