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MENTALIDAD IMPARABLE

Dejarás de ser una estrella y empezarás a ser equipo

Ser (y no solo parecer) un equipo: esa es la cuestión. ¿Cómo transformar un grupo de personas en un equipo?

La naranja mecánica

“Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos” Ray Kroc.

Un jugador en solitario puede firmar el gol más increíble, ser pichichi o inflarse a hat-tricks y triples. Puede echarse a la espalda un partido, dos o tres, ser decisivo en los encuentros claves, pero, por muy hábil, talentoso y brillante que sea, nunca puede sostener una temporada.

Ser, pensar y trabajar como un equipo es clave para que un determinado grupo alcance un objetivo común. Porque estar en un equipo, no es lo mismo que ser un equipo. Se trata de ser (y no solo parecer) un equipo. El primer mandamiento que cualquier entrenador intenta inocular en la sangre de su equipo. Pero no es fácil transformar un grupo de personas en un verdadero equipo.

Ser un equipo es, de largo, la gran ventaja competitiva de un rival frente al otro. El sueño húmedo de su entrenador y también su máxima pesadilla. Una suerte de entendimiento personal e intransferible entre todas sus partes. Algo único en el momento y la historia. Pero es, precisamente, la historia, quien nos descubre que existen muchos equipos, pero muy pocos los que lo son realmente.

Por sus ‘gestas’ los conoceréis

¿Qué tienen en común La naranja mecánica, Los Celtics de Larry Bird, Los Lakers (de Magic Johnson o Kobe Bryant), la Quinta del Buitre, la escudería Ferrari de Schumacher, ¿el Ajax de Cruyff o el FC Barcelona de Guardiola? Más allá de los nombres propios que los acompañan y sin los que no se pueden entender, estos son algunos de los grandes equipos de la historia del deporte. Por su cohesión, compenetración y visión de conjunto, estos equipos y sus jugadores, cada uno en su disciplina, cambiaron el paradigma de juego. No solo ganaron, sino que lo hicieron de forma excelente y no por sus estrellas rutilantes, sino por un trabajo en común.

En el tiempo

Xavi, Iniesta, Villa, Puyol, Sergio Ramos, Iker Casillas… Algo parecido sucedió con esa magnífica selección española incontestable que levantó su segunda Eurocopa en 2008, su primera Copa del Mundo en Sudáfrica en 2010, y de nuevo una Eurocopa en 2012. Cuando un equipo es realmente un equipo, su magia suele elevarse durante los años en los que esos jugadores tienen la suerte de poder trabajar juntos.

El bien común

Su capacidad de trabajo conjunto es más elevada que sus egos o ambiciones personales. Un jugador siempre querrá jugar, pero también debe entender cuál es su función dentro de ese equipo y cuándo es imprescindible y cuándo no. Ser equipo es un reto solo apto para jugadores generosos con capacidad de entender el bien común como la mejor de las metas.

Vasos comunicantes

Jugar en equipo es clave para multiplicar el talento de los individuos. Cuando estos se relacionan entre sí, cuando conectan su trabajo, sus funciones, sus habilidades personales se elevan, precisamente, por entrar en contacto con la zona de genialidad de su compañero. Y si no, que se lo digan a Messi cuando combinaba su talento con la genialidad de Xavi e Iniesta.

Convencimiento

Confianza sí, convencimiento, también. Y es aquí donde la figura del líder es fundamental. No solo debe creer en el equipo, debe convencer a sus jugadores de que son capaces de conseguir aquello que se proponen. Hacerlo, al mismo tiempo, sin esconder la realidad: será duro, habrá que sudar la camiseta y sufrir. Pero lo lograrán. Convencer inspirando algo más que una victoria: inspirando un cambio. ¿Podemos jugar más, disfrutar más, hacer las cosas de forma diferente? ¿Quién no quiere formar parte de un proyecto así?

Ganar o hacer historia

Cualquier equipo puede ganar, pero solo algunos hacen historia. Un gran equipo no solo se conjura para la victoria. Va más allá. Los ‘dream teams’ tienen en común su habilidad para hacer soñar a todos con un nuevo nivel de juego: un disfrute para los sentidos. Son equipos que marcan la diferencia porque salen de su zona de confort. Lo hizo Cruyff jugando en el Ajax y lo consiguió de nuevo con el ‘dream team’ del FC Barcelona y una máxima que cambió la visión de juego del club para siempre: “Si nosotros tenemos la pelota, ellos no pueden hacer ningún gol”.

Mentalidad de equipo

Es muy frecuente ver cómo equipos potentes y llenos de talento se diluyen en las grandes ocasiones. La selección española ‘pre 2008’ es un ejemplo. Por eso es tan importante que el equipo entrene su mentalidad para la alta competición. Entrenar para que, cuando el cuerpo no pueda más, la mente sea el músculo que saque la fuerza necesaria para seguir luchando a través de una única mentalidad de equipo.

El cuerpo escucha lo que la mente dice y eso es algo que cualquier equipo debe tener muy presente para cohesionar la suya. Si quieres saber más sobre cómo entrenar la mente para la alta competición, aquí encontrarás cinco claves para que tu también puedas convertirte en un deportista 10 trabajando una mentalidad de acero.