Aunque el surf puede parecer un deporte para chavales, y lo es, también es una actividad que puede ser abordada a cualquier edad y con unos resultados fantásticos en poco tiempo y unos beneficios para la salud que pocos deportes igualan. Damián Freeman, gerente de la escuela y surf house La Curva de Ribamontán al Mar (Somo) nos asegura que nos convierte en surfistas exprés en poco tiempo: “Yo te garantizo que a una persona que nunca ha surfeado le convertimos en surfista autónomo en 10 días”. Y si la mejor época para surfear es el otoño, la mejor estación para empezar es el verano. No lo dudes, la ocasión la pintan calva.
Si todavía no has planeado tus vacaciones puedes consultar el cuadro en artículo de destinos para surfear. Una vez en el sitio debes ir es ir a una escuela de surf y contratar un curso. La alternativa es tomar prestada la tabla de tu primo e intentar pillar olas como Dios te dio a entender. No es recomendable por infinidad de motivos. A bote pronto lo que un monitor de surf te puede enseñar en 10 minutos una mañana, puede que te lleve toda la semana aprender, si no más, si vas de autodidacta. Lo sé por experiencia, me pase todo un verano en las playas de San Vicente de la Barquera luchando con una tabla minúscula Round Tail con la estabilidad de un canguro epiléptico y no conseguí hacerme con el surf. Nulo conocimiento, mala equipación, carente de técnica. Y aunque también es la forma en la que empezaron los pioneros del surf, no es la aconsejable.
Además de los conceptos técnicos, la seguridad es algo que te va a garantizar un club de surf, eligiendo los “spots” en las condiciones aceptables y las olas adecuadas, dotando de las tablas correctas para iniciarse e instruyendo sobre las reglas y protocolo de la actividad del surf. Si aun así eres de los que tocan de oído, no se dejan aconsejar y decides ir por libre con tu tabla, respetar esto último, las reglas de surf, es importante.
España no es como en Malibu, al menos no como el que nos muestran en las películas, que parece tomada por bandas de surfistas cachas, mal encarados y ásperos con los foráneos, los surfistas paisanos son muy amables, pero las olas son un recurso escaso y la observación del derecho de uso es primordial. Si vas a una playa donde se practica surf regularmente, pregunta a los salvavidas sobre donde hacer surf (según tu nivel) y que zonas están acotadas. Si no hay salvavidas, observa durante 10 minutos la evolución de los surfistas residentes. Si prestas atención verás un carrusel y una fila de espera de personas sentadas sobre sus tablas. La regla básica es que quien esté más adentro en el mar y más cerca del pico (la dirección desde donde rompe la ola) tiene prioridad para cabalgar esa ola ¿No lo ves claro? Acércate al grupo de surfistas y pregunta. En caso de duda, cede la ola, este deporte también va de hacer amigos.
Una vez que hayas cogido, o intentado coger, una ola y quieras volver más allá de la rompiente, no lo hagas de forma directa atravesando las olas por donde vienen los surfistas. Rema eligiendo un canal seguro dando un rodeo. Así evitarás dos cosas, un golpe en la cabeza con una tabla de resina poliéster que son muy duras, y fastidiarle una buena ola a otro surfista.
Un tema importante es la equipación. Lo mejor es un neopreno, ahora en verano un 2 mm es suficiente. Es la protección perfecta, tanto térmica como dinámica, para pasar muchas horas en el agua ¿No te hace comprar o alquilar uno? Una licra y un short pueden valer. Surfear sin nada no es una opción, aparte de por las quemaduras solares, las rozaduras que te puedes provocar en el pecho (pezones en carne viva) con la sal y la tabla no te iban a dejar dormir.
Y por último, la tabla. Olvídate de las tablas fardonas con forma de misil, cola de pez, diseño rompedor, fabricadas en madera de balsa, pequeñitas de 6 pies y medio. Si nunca has surfeado, seguirás igual con una de estas tablas. La tuya debe ser gigante, muy estable y fabricada en espuma para que no te hagas daño. Debe tener mucha flotabilidad y estabilidad para que te sea fácil remar, sentarte a esperar olas e intentar ponerte de pie. La longitud dependerá de tu peso, si estás alrededor de 80 Kg una de 8,4 pies te irá bien. Mi consejo es que te acerques al club de surf y alquiles una de las tablas que tiene para cursos. Una vez que ya te hayas iniciado ya podrás comprarte una tabla “evolutiva” para seguir viviendo el estilo de vida surfista. Ahora ve a lo fácil.
Una vez equipado, y antes de meterte en el agua, es muy buena idea practicar en la playa sobre la tabla la posición, el acto de remar y la maniobra de ponerse en pie. Sí, es ridículo, todo el mundo se siente ridículo haciéndolo, pero la arena es en el mejor sitio donde vas a adquirir posición y equilibrio, en el agua es más difícil. Recuerda que el surf es un deporte individual, eres tú y el mar, el resto no importa. No debes, por ser principiante, compararte con otros y menos con los niños. Ya te adelanto que estos, debido a su ligereza, bajo punto de gravedad o porque son ágiles como monos, cogerán olas antes que tú y evolucionarán mucho más rápido. La juventud da asco, pero el surf es tu experiencia personal con el mar, lo que es incomparable ¿Eres más torpe que los niños? Bienvenido al club.
Ya solo te queda disfrutar. Mi consejo final es repetirte el consejo del principio, no hagas nada de lo sugerido en este artículo y apúntate a un curso de surf: ahorrarás tiempo, dinero, ganarás en seguridad y amigos, y en 10 días serás surfista ¡Buenas olas!