¿Se puede volver a los pedales de plataforma con las e-bikes?
La asistencia del motor eléctrico garantiza la eficacia de pedaleo en las e-bikes sin tanta necesidad del anclaje firme de los pedales automáticos.
Otro debate que se reabre con la proliferación de las bicicletas eléctricas: ¿pedales automáticos o de plataforma? Hasta ahora la preferencia mayoritaria entre los ciclistas con un cierto empeño en su actividad, tanto en carretera como en montaña, apuntaba a los dispositivos de anclaje automático, con una serie de ventajas en el pedaleo que los convertían en prácticamente indispensables.
Resulta evidente que tener los pies firmemente sujetos a los pedales mediante unas calas, sean del tipo que sean, aporta beneficios en términos de eficacia de pedaleo, aplicación de potencia, estabilidad postural, pérdidas de control por deslizamiento del calzado, sensación de control… Sin embargo, las particularidades de las e-bikes afectan de forma significativa a una parte de estos aspectos y es así como surgen las dudas respecto a la conveniencia de recurrir a uno u otro sistema.
Cuando buena parte de la potencia del pedaleo procede de la asistencia del motor eléctrico puede dejar de tener sentido la sensación de bloque homogéneo y sólido que se consigue con los automáticos. Es evidente que con una pedelec las piernas trabajan de otro modo, con cadencia diferente en muchos casos y sin tanta necesidad de sentirse firmemente sujeto a la bicicleta. En contrapartida, se evita el mayor riesgo de caída que puede existir con unos pedales automáticos en caso de no sacar el pie a tiempo del anclaje, aunque no es menos cierto que, con un mínimo de práctica, la operación se realiza de forma muy intuitiva.
Yo llevo utilizando automáticos desde hace casi dos décadas, siempre me habían parecido una opción irrenunciable y, por tanto, jamás me había planteado prescindir de sus ventajas, por mucho que de vez en cuando haya sufrido el clásico ‘uy, uy.uy…’ cuando parece que la cala no va a salir a tiempo de su fijación, por ejemplo cuando el barro endurece el mecanismo.
Sin embargo, en los últimos tiempos he leído y escuchado a muchos especialistas (con conocimientos muy superiores a los de un simple aficionado como yo) defendiendo la vuelta a las plataformas con las e-bikes, al apostar por una mayor libertad de movimiento y seguridad que ya no penaliza a la potencia del pedaleo gracias al motor.
Y como me gusta escuchar a los que saben, me he decidido a probar. He montado plataformas en mi bici eléctrica de montaña y he salido con ellas de momento sólo media docena de ocasiones. Debo confesar que me encuentro muy extraño con ellas y no tengo nada claro que vaya a conservarlas.
Los pies se me mueven más de lo necesario, no consigo mantener una postura adecuada, el pedaleo no es tan redondo y en alguna ocasión la zapatilla se me ha resbalado sobre el metal. Cierto es que en zonas de cierta dificultad, en giros cerrados o en superficies de baja adherencia me siento bastante más seguro, en mi caso particular porque acarreo una lesión grave en el pie izquierdo que me ha hecho perder bastante de confianza en esas circunstancias.
Así que en este caso no tengo una respuesta clara al debate. Si dudáis al respecto, yo os diría que lo mejor es recurrir a la experiencia propia, probar y decidir cuál de los dos sistemas (sin olvidar el de los pedales mixtos que combinan plataforma y automático en cada una de sus caras) os convence más. Me parece algo muy personal y creo que nadie puede aconsejar con certeza al respecto. Yo me voy a dar un tiempo con las plataformas por si mis incertidumbres se van despejando, porque en esta primera fase tengo claro que me encontraba mucho más satisfecho con los automáticos.
Así que os iré contando, me parece que es una cuestión interesante para los que nos introducimos en esta nueva modalidad del ciclismo de montaña. Y si os apetece compartir vuestro punto de vista sobre el asunto, ya sabéis que aquí estamos… y gracias por participar.