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¿Eres de aquellas personas que cuando empiezan a hacer deporte lo sufren? ¿Crees que el deporte y la vida activa no es para ti?
En este artículo, intentaré demostrarte que ESTÁS EQUIVOCADO y te explicaré por qué deberías intentar ENTRENAR MÁS, para SUFRIR MENOS.
En demasiadas oportunidades, me he encontrado con personas que me dicen que no practican ningún deporte porque sufren.
Les duele su cuerpo al entrenar. Sienten (y creen) que sus cuerpos no están hechos para el deporte.
Claro que no hablo de aquellas personas que tienen alguna patología que realmente les dificulta y/o impide practicar deporte.
Me refiero a personas sanas que creen que no pueden hacer deporte.
Lo cierto es que al empezar cualquier actividad física, es normal sentir molestias en el cuerpo.
Estas molestias, son la respuesta de tu cuerpo a los nuevos estímulos que le has presentado y forman parte de los procesos de reparación.
Afortunadamente, estas molestias no tienden a durar demasiado tiempo.
Si eres consistente con tus entrenamientos, llegará un momento en el que no deberías sufrir al entrenar.
Lamentablemente, hay muchas personas que no tienen paciencia ni constancia.
Empiezan a entrenar un día, sienten molestias al día siguiente y luego abandonan.
Un par de semanas después (o meses o años), vuelven a intentarlo y vuelven a hacer lo mismo: abandonan.
Mi recomendación es hacer todo lo contrario, ser paciente, constante y consistente.
Deja que tu cuerpo se adapte y acostumbre a los estímulos del deporte que has decidido practicar.
Entrena y disfruta!
La clave (como en la mayoría de los ámbitos de la vida) es encontrar el equilibrio en la cantidad y calidad de tus entrenamientos.
Si entrenas poco, inevitablemente tu cuerpo no estará preparado para las demandas físicas a las que quieras someterlo.
Si entrenas demasiado, sobrepasarás los límites de tu cuerpo y te arriesgarás a sufrir una lesión.
Claro que lo dicho, no significa entrenar más de lo que tu cuerpo puede soportar, ya que ello no solo puede generarte lesiones, sino también, peores rendimientos.
Asimismo, olvídate de caer en la famosa frase "no pain, no gain", uno de los caminos directos a las lesiones.
Tu cuerpo es como una planta a la que necesita regar para que crezca.
Cada entrenamiento que realizas es como cuando riegas la planta.
Al igual que una planta, tu cuerpo solo puede absorber determinada cantidad de agua (entrenamiento).
Si has regado excesivamente una planta, sabrás lo que pasa cuando lo haces, tarde o temprano se ahoga y muere.
Si intentas darle más entrenamiento a tu cuerpo del que puede absorber, probablemente no mueras, pero sufrirás al menos dos consecuencias negativas:
1º: Tu cuerpo no absorberá los efectos de tu entrenamiento, es decir, no mejorarás.
2º: Te lesionarás.
Por ello, trabaja para encontrar el equilibrio entre lo que tu cuerpo puede absorber y la cantidad de entrenamiento que quieres darle.
Es una difícil tarea, pero con paciencia y auto-conocimiento podrás llegar a encontrarlo.