¡Palabra de un perro de caza!
“Me gusta observar el comportamiento de mis colegas cuando nos cruzamos en el campo. Cada uno tiene un estilo, su forma de enfrentarse a los peligros, sus maneras de percibir los olores, los colores y ninguna es mejor o peor. Cada uno destaca en un aspecto concreto o, también he visito de cualidades que sirven para todo.
"Me gusta observar el comportamiento de mis colegas cuando nos cruzamos en el campo. Cada uno tiene un estilo, su forma de enfrentarse a los peligros, sus maneras de percibir los olores, los colores y ninguna es mejor o peor. Cada uno destaca en un aspecto concreto o, también he visito de cualidades que sirven para todo.
Ese es mi caso, aunque suene arrogante. Pero así es. Desde la noche de antes, cuanto siento el nerviosismo, me haga participe de él y no puedo dejar de moverme. Pero el momento donde mi entusiasmo se eleva a la enésima potencia de nerviosismo, es cuando escucho la música de el despertador. Hoy si ha llegado, hoy salimos al campo.
Poder salir de caza es para lo que he nacido y para lo que me han educado (aunque lo llevo de forma innata). Muchos de mis amigos no me entienden, para ellos la vida es que les sirvan un buen plato de comida, y si hay suerte, algún picoteo entre horas. Pasear, descansar, disfrutar con sus familias..., y esto último, es lo único que podemos compartir, estar con los nuestros.
He nacido para cazar, al igual que cada uno de mis antepasados nacieron para lo mismo. Nada para mi es comparable como cuando salto del coche en mi amado campo y sé que este día será duro, pero la perspectiva de recechar a mi presa no tiene precio.
Salir ipso facto buscando rastros, escuchando al monte, a veces de una forma rápida e incontrolable y, otras muchas, pausadas marcando los tiempos, sabiendo que estoy a pocos metros de mi pieza.
En esos momentos mi tensión está muy lejos de ser perceptible, mis nervios no se notan, puesto que mis movimientos son casi inapreciables.
Una vez que ya le he visto, donde puedo oler su aliento, ese es el momento más tenso. Segundo inmóviles, donde cada uno de mis músculos se contraen esperando a que la detonación del arma se produzca cuando mi pieza se arranque a la huida.
Esos instantes se convierten en momentos mágicos, en gran parte porque sé que parte de mi trabajo está hecho, que una vez más he cumplido para lo que he nacido y lo que realmente me hace ser feliz.
Instantes que parecen años, la tensión me paraliza, y... ¡pum! El preciso momento que mi pieza echa a correr y yo con ella. Mi amigo detona su arma, a veces (las que más) falla, pero cuando abate la pieza la satisfacción es plena para los dos. El momento de ir a por ella para poder llevar esa pieza a mi amigo en mi boca, es cuando la palabra feliz, cobra significado pleno. Cazar, cazar y cazar.
Me llamo "lucas", y sí, soy un perro de caza y he nacido para ello. Mi familia no permitirá que me maltraten sin dejarme cazar".
Estos es lo que estoy segura que mi perro vive cada jornada de caza.
¡Salud y buena caza!