Sin Cadena

"La vida es como montar en bici. Debes moverte para mantener el equilibrio” (Charles Schulz)

Autor: Víctor Martín Molina
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SIN CADENA

Gravel, una mezcla entre ruta y ciclocross llegada para quedarse

Esta nueva modalidad procedente de los Estados Unidos va ganando arraigo en nuestro país y cada vez más marcas van apostando por ella

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Gravel, una mezcla entre ruta y ciclocross llegada para quedarse
ANDREAa pOZZOBON

Para hablar del asunto de hoy, os tengo que reconocer antes de nada que este que os escribe es un carretero empedernido. Pero eso no quita que podamos ir mirando a otros sectores y otro tipo de superficies. Ahora que en el ciclismo profesional de carretera se está poniendo de moda el carril de tierra –el ‘sterrato’, como se llama en la jerga-, en el mundillo cicloturista va creciendo con fuerza lo que se conoce como gravel.

¿Y qué es el gravel? Pues básicamente rodar por caminos de tierra. ¿Pero eso no es el MTB? Pues no. Porque la dificultad técnica del gravel es visiblemente más baja –y, por tanto, la modalidad es más accesible- que la del mountain bike clásico. Suelen ser caminos o carriles relativamente anchos, sin entrar en veredas ni hacer taludes. Lo más parecido a una prueba de ruta pero sobre tierra.

Las marcas han visto la oportunidad rápido y, por tanto, se han puesto a fabricar también bicis específicas de gravel. Bastante parecidas a simple vista a las de carretera, pero con algunas modificaciones –incorporaciones de la bici de ciclocross- para absorber mejor la vibración. Una geometría distinta con el tubo superior más inclinado, neumáticos algo más grandes y una batalla más larga permiten mantener la comodidad en carretera –ojo, no van a ser tan ligeras ni ‘rápidas’ sobre asfalto- y también ruedan bien por grava. Ya hay todo un mercado de bicicletas gravel.

Y, por supuesto, si juntas gravel y cicloturismo, ¿qué puede salir? Pues marchas sobre caminos de grava o tierra. Las ‘marchas gravel’. El 16 de septiembre, por ejemplo, tendrá lugar la Catalunya Gravel Tour by Ridley en el pueblo barcelonés de Caldes de Montbui. Una marcha destinada a promover precisamente la práctica del cicloturismo por esta superficie de tierra y gravilla, en plena naturaleza.

La prueba tiene 85 kilómetros con una parte inicial casi todo el tiempo cuesta arriba, entre Caldes y el Puig de la Creu, llegando después a Castell de Caldes y luego bajar de nuevo hasta terminar otra vez en el mismo lugar de salida. Nótese que la marcha la apoya Ridley, una marca con presencia en el ciclismo internacional y profesional de la mano del Lotto-Soudal.

O por ejemplo la iniciativa de Sportful, que lleva ya tres años organizando el ‘Gravel Day’ en la localidad gerundense de Roses. Ocasión que suelen aprovechar además para presentar alguna nueva colección o prototipo de sus prendas. Son sólo algunos ejemplos, pero poco a poco el calendario de marchas se va a ir poblando de iniciativas de este tipo sobre tierra. El ‘gravel’ está aquí para quedarse, ya está en cada uno quedarse donde está o probarlo.