Alex Zülle perdió las gafas en el Paso del Gois. Y posiblemente el Tour de Francia de 1999. Uno de los apodos del suizo era el Miope de Wil. Y quizá por esas 4,5 dioptrías que tenía en cada ojo, o quizá porque comenzó algo tarde en el ciclismo, Zülle era propenso a las caídas. Unas versiones apuntan a que ese 4 de julio se le empañaron las gafas, otras se inclinan más por sus inseguridades y sus miedos en situaciones de riesgo. El caso es que se vio inmerso en una terrible montonera. Como tantos otros.
El Gois es un camino que une la península con la Isla de Noirmoutier, la salida de la primera etapa, con la particularidad de que sólo se puede pasar con marea baja, dos veces al día. Hasta 1971, cuando se levantó un puente por el que pasará este sábado el pelotón, era la única vía. Ahora ha quedado como atracción turística. Tiene una longitud de 4,5 kilómetros. Y cuando la marea sube, puede sumergirse entre 1,5 y 4 metros. El paso se creó en el siglo XVIII, aunque la carretera actual se construyó en 1939. Se tardaron cinco años, porque sólo se podía trabajar dos horas, dos veces al día.
Por ahí pasó el Tour. El camino estaba húmedo y resbaladizo, con algas… Hasta mejillones había. Y ahí se produjo la montonera. En el grupo delantero iba el líder: Lance Armstrong. Y también siete ciclistas de la ONCE, con Abraham Olano. Manolo Saiz mandó tirar… Y la polémica fue inevitable. “En el fútbol, cuando hay un lesionado, se para el partido. En el ciclismo se acelera”, se quejó José Miguel Echávarri, mánager del Banesto, el equipo de Zülle.
El suizo cedió aquel día 6:03 minutos. En París acabó segundo, a 7:37 del ganador. Fue la primera de las siete victorias de Armstrong. Luego perdió todas por dopaje. La UCI y el Tour decidieron dejar vacantes a los campeones. Zülle no heredó el Tour de 1999. Un año antes había estado implicado en el caso Festina. Eran tiempos oscuros.