¿Es siempre necesario el descaste de conejos?
El descaste de conejos solo debería pedirse en zonas donde realmente los daños a la agricultura quiten el sueño a los titulares de los cotos por convertirse la superpoblación de conejos en un verdadero gran problema.
El descaste de conejos solo debería pedirse en zonas donde realmente los daños a la agricultura quiten el sueño a los titulares de los cotos por convertirse la superpoblación de conejos en un verdadero gran problema.
Centrada en controlar la densidad de poblaciones en incremento y como prevención de daños en la agricultura y de enfermedades de los propios conejos, así como para que en la estación estival tengan comida asegurada para su supervivencia y estén más fuertes para la reproducción, el descaste es una buena práctica como modalidad de caza. Sin duda, los gestores de cada coto y los propios cazadores, los que pisan el campo, ven cada día cómo es el estado de sus poblaciones.
Cada comunidad autónoma, como en principio podría parecer lógico, varía las fechas de este período, pero realmente se debería estudiar cada zona o comarca, pues en una misma comunidad hay zonas donde debería cazarse todo el año y otras en las que no se debería autorizar el descaste. Pero...
Cada gestor debería decidir sobre si es adecuado descastar conejos en su coto y cuándo hacerlo en base a datos como las cifras máximas de partos, los picos más elevados de enfermedades, la falta de alimentación y demás acciones que condiciona el clima.
El tipo de cultivos de la zona y los daños a los mismos son un factor importantísimo a la hora de planificar la caza en el descaste. También es importante que, si en nuestro acotado tenemos pensado tirar la media veda, no debemos cazar el descaste en las zonas donde acudan a comer las aves, ni en los dormideros. En este tipo de gestión, también pueden verse afectadas las polladas de perdiz. ¡Cuidado!
La práctica de un descaste innecesario nos puede dejar sin conejos para la temporada general, e incluso llevar la población bajo mínimos. Por ende, debemos ser conscientes del estado de la población antes de cazarla y asegurarnos los cupos más adecuados a nuestros objetivos de gestión.
El descaste de conejos es una modalidad muy apropiada para iniciarse en la caza, acompañado de padres y maestros en el arte de la cinegética.
Pero, sobre todo, para disfrutar del campo, eso sí, extremando las precauciones. El calor y las garrapatas serán nuestras compañeras de viaje, y debemos aprender a convivir con ambos.
No debe faltar el agua fresca en el morral, un buen producto antimosquitos y contra las garrapatas, y una buena gorra o sombrero que nos proteja del sol; aunque es recomendable no cazar más allá de la media mañana, antes de que empiece a apretar, y por la tarde lo haremos a última hora, cuando ya vaya aflojando "Lorenzo".
Todo cazador que comience esta actividad no solo debe aprender las técnicas y precauciones que debemos poner en práctica en el campo, sino también a preparar las piezas cobradas, algo importante pues los cazadores aprovechamos la carne de la caza que abatimos.
Como no me canso de repetir, la caza termina en el plato. Y en esta época del año, con las altas temperaturas se puede echar a perder toda la carne. El destripar los conejos cobrados y guardarlos adecuadamente para evitar las moscas es algo fundamental en el descaste.
Si una finalidad del descaste es controlar los daños a la agricultura, se deberán centrar los esfuerzos de caza en aquellas zonas cercanas a los cultivos más apetecibles para el Oryctolagus cuniculus.
Controlar los daños a la agricultura, un control de población, de enfermedades... En definitiva, el descaste del conejo es otra importante forma de conservación que, por supuesto, va unida a la palabra caza.
¡Salud y buena caza!