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SIN CADENA

La eterna guerra cicloturista entre competición y diversión

Imitar algunos comportamientos de los profesionales no nos hace mejores ciclistas, pues hay que tener en cuenta que ellos corren en unas condiciones muy distintas

La eterna guerra cicloturista entre competición y diversión

Como habréis podido observar, llevo un par de semanas ya mostrando ejemplos de importantes organizaciones y eventos dedicados al cicloturismo donde empresas de gran dimensión han visto un filón. Invierten dinero, dan un servicio y el ciclista se divierte y se siente casi como un profesional. Y compartiendo en mis redes el último artículo de las UCI Gran Fondo World Series, un lector me decía que no le gustaba ese modelo.

Preguntándole por qué, me respondía que muchos ciclistas ante tal despliegue se piensan de verdad que son profesionales e imitan comportamientos de éstos que están fuera de lugar en una marcha cicloturista. Y en parte, el muchacho tenía razón. Todos hemos visto en alguna marcha –bueno, yo hace ya tiempo que no corro ninguna y estoy tratando de ponerle remedio a eso- a alguno que otro que no se comporta como debería. Por suerte, no son mayoría.

He visto codazos en un pelotón para entrar bien colocados a un estrechamiento porque empezaba el tramo libre, he visto gente tirando bidones o envoltorios de geles al suelo “para llevar menos peso”, y he visto a alguno que se creía Vincenzo Nibali limando las curvas en los descensos… pese a que la marcha no se disputaba con tráfico cerrado y te podía venir uno de frente y, como decimos en el Sur, quitarte del tabaco.

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Gran Fondo Costa de Almería

Pero creo que eso no tiene nada que ver con la proliferación de grandes marchas e incluso circuitos repletos de ellas. Sino que va en los valores que tenga cada uno. Evidentemente, a mí tampoco me gustan esos comportamientos por parte de personas que dicen llamarse ciclistas. Si este deporte cautiva a tantas personas a lo largo y ancho de este mundo es precisamente porque te pone en contacto con la naturaleza. Bueno, si te vas a un paraje natural a practicarlo, claro. Si lo haces por los alrededores de una ciudad seguramente no. Pero en cualquier caso, es uno de los valores que más representan al ciclismo.

Tirar un bidón a la cuneta es un acto irresponsable. Cuando lo hacen los profesionales, hay que tener en cuenta que en esas cunetas hay gente que está deseando que se los tiren. Baste ir a un avituallamiento de una vuelta por etapas, que ya he cubierto unas pocas, y los ves completamente llenos. En nuestro caso no es así. Y tirar los plásticos de los geles y barritas es directamente una guarrería que debería tener sanción si nos viera el guardia civil que vaya en la cápsula de tráfico. Sobre lo de ir cuesta abajo haciendo el lila… luego lloraremos si pasa algo.

En mi caso personal, ahora mismo me encuentro entrenando para disputar alguna marcha antes de que termine el año, y sin duda tengo claro que estos entrenamientos son con el objetivo de poder disfrutar después en la prueba. Poder ir dentro de un grupo y relevarme con gente del mismo nivel que yo, y divertirme mucho. Con mis bidones en su sitio, con los envoltorios de geles en el maillot y con la intención de llevarme, probablemente, dos o tres colegas a los que me uniré porque sufriremos en el mismo grado, pero luego nos lo habremos pasado como enanos. No veo mal que haya empresas que quieran invertir en nuestra afición, a cambio claro de sacar un beneficio económico. Cada quien es libre de gastar el dinero como mejor vea. Sinceramente, soy mucho más feliz así que enfadándome porque mi Garmin marca 33 segundos menos de lo que me apuntan en la clasificación. Pero eso ya va en cada uno. Aunque convendría no olvidar que la bici, principalmente, es una máquina que nos permite mejorar la salud y pasárnoslo bien.