El mundo de Roncero

El Madrid es mi razón de ser y la de millones de aficionados en todo el mundo. Cargamos una mochila maravillosa con 13 Copas de Europa y 34 Ligas. La vida sigue siendo blanca y bella...

Autor: Tomás Roncero

EL MUNDO DE RONCERO

El pecado de Zidane

Zidane ha afrontado una política de Recursos Humanos basada en tener contenta a la mayoría de su tropa, olvidándose de los objetivos trazados por la ‘empresa’.

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El pecado de Zidane
Denis Doyle Getty Images

El Barça ha disputado su eliminatoria copera con el Espanyol con una gran mayoría de titulares. El Madrid, sin embargo, afrontó su doble partido con el Leganés con un 85% de suplentes. Eso demuestra las ambiciones de cada uno. Zidane ha afrontado una política de Recursos Humanos basada en tener contenta a la mayoría de su tropa, olvidándose de los objetivos trazados por la ‘empresa’. El francés no ha valorado como merecía una competición que podría haberse convertido en un atractivo consuelo para la afición, que lleva un mes insoportable a raíz del 0-3 del Clásico. Priorizar en la vida es necesario y estratégico. Si la Liga la tienes perdida por desgracia, ¿qué sentido tiene reservar a tu equipo de gala para los fines de semana y sacar a los chavales para la competición que de verdad podías ganar? Absurdo e incongruente. Siempre he sido un defensor del francés y sus dos años al frente del banquillo quedarán para la historia. Ocho títulos de diez posibles y dos Champions consecutivas. Pero parece que eso ha bloqueado a la institución, a los jugadores y al cuerpo técnico, que han desarrollado un ejercicio de ombliguismo que ha impedido que mejore el equipo y sus prestaciones potenciales sobre el terreno de juego.

Al final íbamos a fichar en el mercado de enero a Kepa e Icardi, pero Zidane lo paró todo. Quiere morir con los jugadores que le han dado tanto y tanto. Pero no ha valorado que el grupo no es el del curso pasado. No están Morata, Pepe o James para aliviarle las segundas apuestas. Los jóvenes han ido directos al ‘matadero’ al no estar aún en el punto de desarrollo necesario para aguantar la presión que supone defender el escudo del Madrid. Hasta Carvajal reconoció que el grupo no ha estado a la altura del escudo. No le falta razón al canterano que puso la primera piedra junto a Di Stéfano. Pero el problema viene desde el verano por la mala planificación y la falta de previsión. La ola se veía venir. Ahora es tarde. La tabla de surf está encallada en la roca y el Madrid rezando para que ante el PSG irrumpa ese ADN que hace de este club algo único e irrepetible. Más nos vale. SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS…