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CARROS DE FUEGO

La San Silvestre vallecana se creó en una cervecería, entre cañas y tapas

El local sigue existiendo y hay una placa conmemorando el feliz alumbramiento de una carrera que se ha convertido en mítica ya desde hace bastantes años.

La San Silvestre vallecana se creó en una cervecería, entre cañas y tapas

La San Silvestre Vallecana nació en una cervecería del Puente de Vallecas llamada Bella Luz, situada en la Avenida del Monte Igueldo, número 6. Un local que sigue existiendo en la actualidad y en la que hay una placa conmemorando el feliz alumbramiento de una carrera que se ha convertido en mítica ya desde hace bastantes años. La historia, ya relatada en tiempos por Antonio Sabugueiro, el alma mater de esta carrera magnífica, la vuelve a rescatar ahora de forma sobresaliente Miguel Calvo, compañero de la Asociación Española de Estadísticos, en una entrevista al alma mater de la carrera en la página web de la RFEA. Y yo rescato una entrada del blog Carros de Fuego de hace algunos años, convenientemente actualizada.

Fue en esa cervecería, en el otoño de 1963, cuando nació la idea, surgida de una conversación entre Sabugueiro, Vicente de Lucas, Carlos Roa y Manolo Fernández. Se trataba de innovar: había un buen número de carreras de cross, pero pocas, o ninguna, sobre asfalto. Y entre unas cervezas y unas tapas nació la que iba a convertirse con los años, con mucho esfuerzo y con inmensa ilusión y dedicación, en la mejor carrera de fin de año del mundo. Muy por encima de la mítica San Silvestre de Sao Paulo.

La primera edición de la Vallecana se disputó en 1964 y venció Jesús Hurtado, un buen atleta de la época. No se llamó San Silvestre, sino I Gran Premio de Vallecas, y se celebró el último domingo de ese año. Al siguiente tomó ya su nombre actual de San Silvestre (el último día del año está dedicado a este santo, un Papa del siglo IV, primero entre los Pontífices en no morir martirizado) y también ganó Hurtado. Por cierto, que este atleta, años después de retirarse, era el encargado de cuidar el césped y de adecentar las instalaciones de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, ya inexistente, y que estaba próxima al Hospital de La Paz. Yo llegué a entrevistarle para AS Color, aquella revista que revolucionó el periodismo deportivo español.

La prueba, poco a poco, con algún tropiezo (no se celebró en 1969), tuvo una expansión imparable. Hasta la actualidad, consagrada ya como la mejor carrera del mundo de estas características.

En la categoría masculina, los vencedores en la San Silvestre Vallecana ofrecen un amplio muestrario de éxitos internacionales al más alto nivel.

Por ejemplo, entre ellos encontramos a dos campeones olímpicos (el tunecino Mohammed Gammoudi, en los 5.000 metros de México 1968, y el portugués Carlos Lopes, que ganó el maratón en Los Ángeles 1984), tres campeones mundiales (el español Martin Fiz en la maratón de Gotemburgo 1995, el keniano Eliud Kipchoge en los 5.000 metros de París 2003, y el eritreo Zersenay Tadesse en el Mundial de cross de Mombasa 2007 y en los de Media Maratón de 2006 a 2009 y de 2012) y dos atletas que poseen o han poseído récords universales (el mexicano, ahora estadounidense, Arturo Barrios, en 10.000 metros, y el ya citado Tadesse, actual plusmarquista de media maratón).

Con Arturo Barrios hicimos en As un reportaje en 1989, en las vísperas de su victoria ese año, en el que le reunimos con Hugo Sánchez, su compatriota, entonces jugador del Real Madrid, que invitó generosamente a unas cervezas y unas tapas y que, entre unas y otras, gestionaba la compra de un coche de altísima gama cuyo precio, que negociaba, me hizo sentir mareado.

En conjunto, entre los vencedores de la San Silvestre hay un total de trece atletas que han batido récords del mundo o han logrado medallas en Juegos Olímpicos, Campeonatos Mundiales al aire libre o de campo a través. Son éstos, si no me dejo alguno en el tintero: el tunecino Mohammed Gammoudi, los portugueses Carlos Lopes y Antonio Leitao, el mexicano Arturo Barrios, los kenianos Paul Bitok, Leonard Patrick Komon y Eliud Kipchoge, el español Martín Fiz, el australiano Craig Mottram, los etíopes Tadesse Tola y Tariku Bekele, el eritreo Zersenay Tadesse y el británico Iam Stewart.

Atletas españoles de altísima calidad también supieron lo que es vencer: Jesús Hurtado (el pionero), Mariano Haro, Javier Álvarez Salgado, Fernando Cerrada, José Luis González, Enrique Molina, Chema Martínez e Isaac Viciosa, con un récord de cuatro victorias.

En la categoría femenina la participación de calidad no va a la zaga de los hombres, sino todo lo contrario. Desde que la prueba se abrió oficialmente para las mujeres, en 1978, encontramos entre las vencedoras a dos campeonas olímpicas (la portuguesa Rosa Mota, en el maratón de Seúl 1988, y la etíope Tirunesh Dibaba, oro en 5.000 y 10.000 en Pekín 2008 y en la distancia larga en Londres 2012) y a ocho campeonas del mundo: la noruega Grete Waitz en el maratón de Helsinki 1983; la españolas Carmen Valero en cross, en Chepstow 1976 y Dusseldorf 1977; la portuguesa Rosa Mota en maratón, en Roma 1987; la británica Paula Radcliffe, en la maratón de Helsinki 2005 y en los Mundiales de cross de Ostende 2001 y Dublín 2002; las kenianas Vivian Cheruiyot, oro en 5.000 en Berlín 2009 y campeona en 5.000 y 10.000 en Daegu 2011, Linet Masai, ganadora de los 10.000 metros en Berlín 2009 en el Mundial de Cross de Mombasa 2007, y la etíope Tirunesh Dibaba, oro en los 5.000 metros de París 2003, los 5.000 y 10.000 de Helsinki 2005 y los 10.000 de Osaka 2007 y Moscú 2013, además de campeona de cross en las carreras corta y larga de Saint-Galmier 2005 y en la larga de Fukuoka 2006 y Edimburgo 2008.

Las mujeres llegaron tarde a la competición, que se abrió oficialmente para ellas en 1978, como ya se ha dicho, aunque algunas ya habían competido con anterioridad. Pero su presencia ha dado mucho lustre a la carrera. Por ejemplo, en esta última edición la ganadora ha sido la británica Gemma Steel, actual campeona europea de campo a través.

Protagonistas impresionantes de una carrera que se gestó en una cervecería, entre cañas y tapas. Me viene a la memoria otra gran carrera, muy distinta, que nació de forma similar. Se trata de la Maratón de Londres, cuya idea surgió allá por 1978, en un pub llamado Dysart Arms, en Richmond Park, en la capital británica. Allí se reunían corredores del club Reneleigh Harries, algunos de los cuales habían competido en Nueva York, y lanzaron la idea de hacer también una gran carrera de maratón en la ciudad del Támesis. Entre los que aceptó el desafío estaba Chris Brasher, antiguo medallista olímpico y una de las liebres de Roger Bannister en el día en que el estudiante de Medicina rompió la barrera de los cuatro minutos en la milla. Viajaron a la Ciudad de los Rascacielos e importaron la novedad, con mucho éxito. Pero esa es otra historia…