La madurez de Paquito Navarro
El sevillano, pareja dos del World Padel Tour, cuajó su mejor actuación como profesional ante Fernando Belasteguín y Pablo Lima en la final de Sevilla para hacerse con el título junto a Sanyo Gutiérrez.
Paquito Navarro ha abrazado la gloria. Casi la definitiva. El sevillano se convirtió en profeta en su tierra este domingo alzándose con el título de campeón en el Sevilla Open del World Padel Tour junto a Sanyo Gutiérrez mostrando su mejor versión, la más sólida, madura y completa que se le recuerda, que le hizo rozar la perfección ante Fernando Belasteguín y Pablo Lima.
Y es que hay deportistas que parecen predestinados a alcanzar lo imposible desde que despuntan en categorías de menores. Esos que continúan impertérritos su camino cuando muchos desfallecen y que están llamados a desempeñar un papel único, representativo y ejemplificante de lo que el deporte es capaz de conceder a aquellos que honran sus valores con esfuerzo, dedicación y sacrificio. Eso es Paquito Navarro. Una promesa llevada a realidad. Una realidad convertida en alternativa. Una alternativa madurada para optar al gran trono.
Las dudas por su irregularidad
Un Paquito Navarro que llegó hace mucho al profesionalismo, que brilló siendo joven y efervescente y que pronto sufrió las amarguras del querer y no poder. Como cuando perdió en la final de Valencia 2012 ante Lamperti y Grabiel bajo la atenta mirada de su familia que había recorrido ocho horas en coche para verle salir campeón del Ágora.
Reveses más potentes que los de cualquier rival en la pista que le han hecho reflexionar, crecer y saber calmar su temperamento ferviente, impulsivo y con tendencia a la autodesconexión en fases del juego que le castigaban dentro y fuera de la pista. No es un secreto decir que se dudó de él por su afamada irregularidad y por su 'mala cabeza'.
Pero supo cambiar su suerte. O quizá fue el tiempo. O su staff técnico y los compañeros con los que compartió innumerables horas de pista los que ayudaron a que se serenara, se dedicara a corregir sus errores en la pista y olvidara el resto. Probablemente fue una mezcla de todo.
La madurez y mejoría de su juego
Un Paquito Navarro que ha madurado y mejorado. Como su juego, antes precipitado en ocasiones y con tendencia a asumir el peligro de definir con el remate, y ahora cuajado a base de estrategia, solvencia y regularidad representado a la perfección en el considerable cambio del uso de la bandeja.
Y con ello llegaron las victorias, cada vez más, con más frecuencia y todas importantes. Hasta que la de este domingo, en Sevilla, le desbordó y rompió en lágrimas. Siempre soñó con devolver el cariño a su afición, siempre anheló ver a su ciudad coreando su nombre en la gran final y esta vez sí lo consiguió. Él y Sanyo Gutiérrez doblegaron a los números uno en San Pablo en un partido que pasará a la posteridad por la soberbia actuación del jugador de Bullpadel que desarboló el juego de Belasteguín y Lima.
Un Paquito Navarro que se sabe observado con lupa pues está llamado a ser el próximo número uno del World Padel Tour. Para eso surgió su alianza con Sanyo y ahora, en plena madurez deportiva, parece preparado para dar el salto definitivo.