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PÁDEL

Sevilla se rinde a unos magistrales Paquito Navarro y Sanyo

Las Gemelas Sánchez Alayeto arrollan a Marta Marrero y Cata tenorio, y se llevan su sexto torneo de la temporada.

Sevilla se rinde a unos magistrales Paquito Navarro y Sanyo
worldpadeltour.com

Que Paquito Navarro y Sanyo Gutiérrez llegasen a la final del Open de Sevilla tal vez haya sido un milgaro, pero jugar a un nivel superior al que ofrecieron ante Belasteguín y Lima también será milagroso: 6-4 y 6-2 ante los número uno. Antes de la final masculina, la femenina, en la que las Gemelas Sánchez Alayeto sacaron de la pista a Marta Marrero y a Cata Tenorio para recuperar el número uno del ránking: 6-3 y 6-1.

Las Gemelas, que llevaban cinco títulos seguidos, los dos últimos ante Cata y Marrero, empezaron frías: 0-2. Pero se activaron pronto, tanto que dieron la vuelta al marcador en un visto y no visto. Su juego lleva toda la temporada siendo arrollador, no fallan, están, es un derroche de juego diercto y energía, no especulan: atacan hasta cuando defienden. Por eso se fueron al 6-3, y por eso en la segunda manga ya no dieron opción, con un 6-1 espectacular, sin errores, buscando a Cata Tenorio, evitando las definiciones de Marta Marrero, a la que enfriaban en una parte de la pista. Así son Mapi y Majo, en un año en el que regresan más avasalladoras que nunca, porque dominan todoas las facetas, y porque recorren la pista como nadie: son la mejor pareja, y regresan al primer puesto individual del ránking gracias a sus 24 victorias seguidas, con seis títulos de los siete disputados en el Circuito.

Y luego llegó la final masculina en el Pabellón San Pablo, y si hasta ahora los partidos masculinos habìan sido maratonianos, el choque decisivo fue diferente: menos de dos horas, y Paquito y Sanyo, que tanto habìan sufrido para llegar al último encuentro, se lo llevaron de calle: 6-4 y 6-2 ante Belasteguín y Lima. Era su séptimo enfrentamiento, aunque el de Valladolid no cuente porque Bela se lesionó y no se jugó, y estaban en 3-3. Y se rompió el empate a favor del sevillano y el argentino.

Paquito Navarro, tan ídolo en Sevilla como en el resto de España, estaba extra emotivado. Cierto. Tenía la obligación de ganar, en exhibirse ante su familia. Y Sanyo lo entendió perfectamente, tanto que se esforzó como nunca en beneficio del sevillano, en arroparle, en ser un escudero fiel sin querer difuminar el protaginismo de Navarro, aunque como tiene tanta calidad, también la exhibió y se le premio. Posiblemente haya sido el mejor partido de la pareja ante Belasteguín y Lima, que no tuvieron su mejor día, que se fueron diluyendo, y que esta vez no les valió el nivel que habían exhibido hasta ahora.