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Úrsula Ruiz, Ruth Beitia, 'El Pájaro' y los júniors maravillosos

Fin de semana intenso para el atletismo español. En Barcelona (Estadio de Serrahima), los Campeonatos de España, decisivos para conformar la Selección que acudirá a los Mundiales de Londres. En Grosseto (Italia), Europeos júniors, con nuestros chicos y chicas cazando medallas y puestos de finalistas. En la Ciudad Condal, el presente; en la localidad toscana, el futuro.

Los Campeonatos de España siempre son interesantes, porque reflejan nuestro deporte, para bien o para mal. A mí siempre me han gustado, con independencia de que unas veces sean mejores y otras peores. Y no hay que valorar la competición sólo por las marcas que se consigan, sino por la competencia, la espectacularidad, la eclosión de atletas nuevos, la consagración, una vez más, de algunos veteranos, la retirada de otros...

El sábado, en peso, asistimos a una prueba muy emotiva, que parecía el relato de un guionista imaginativo. Se retira Irache Quintanal, una atleta clásica del lanzamiento peso, y en ese mismo día, una amiga, Úrsula Ruiz, le arrebata el récord de España, añadiendo ocho centímetros a los 18,20 que estaban en vigor desde hacía diez años. Más aún: a Úrsula la entrena Manolo Martínez, el mítico pesista, un hombre que está en la historia grandísima del atletismo español, y al que llevó a la cima el técnico Carlos Burón, que, a su vez, fue el forjador de Úrsula. Una bonita y casi intrincada historia.

Las chicas del peso se fotografiaron después con un pañuelo de color naranja (el preferido de Irache) con su nombre, que también lució gente en las gradas y con el que saltó Ruth Beitia, a modo de cinta en el pelo. Deja un buen recuerdo Irache, sin duda, lo que debe enorgullecerla. A propósito de Ruth: sigue sin estar bien, como es obvio. Ganó su décimotercer Nacional, pero si 1,86 fue suficiente para vencer en Serrahima será algo muy pobre en los Mundiales de Londres... si es que Ruth acude allí.

Otro veterano, Ángel David Rodríguez, el entrañable Pájaro, ganó su décimo título en 100 metros, con marca nada desdeñable para un hombre que tiene 37 años. Una pena que no acuda al Mundial de Londres y que no vaya a ser testigo en primera línea de la retirada de Usain Bolt, al que tanto admira... si es que Bolt compite en la prueba individual, que no lo tengo nada claro.

Hubo carreras muy bonitas y competidas, como los 800 metros y los 3.000 metros obstáculos, y otras menos. Por ejemplo, los 1.500 y los 5.000 metros, en los que Adel Mechaal se dio dos auténticos paseos, que no sé bien si hablan a favor de su estado de forma o en contra sobre el de sus rivales. Por cierto, cuando escribo estas líneas no se conoce aún el veredicto sobre una posible sanción a Mechaal, por, supuestamente, eludir tres controles antidopaje. Está previsto para hoy.

Y vamos con los júniors de Grosetto. Magnífica actuación, que completa y enriquece las logradas hace pocos días por los sub-23 en los Europeos de Bydgoszcz y por los juveniles en Nairobi. Me quedo, sobre todo, con el número impresionante de finalistas. Y es que en esta categoría, al contrario que en la absoluta, doy tanto valor a los atletas que terminan entre los ocho primeros de cada prueba como aquellos que suben al podio. Porque una base de élite amplia es garantía de futuro.

Hay que tener presente que el atletismo, y el deporte en general, es duro, exigente y muy selectivo, y que no todos los que brillan de jóvenes llegarán a la élite europea o mundial. Por ello, cuantos más finalistas, más posibilidades de que la selección natural inherente al atletismo de élite nos sea favorable.

Y en este sentido, los 27 que se lograron en Grosseto son una cifra maravillosa. El récord estaba en 21, desde aquellos Europeos inolvidables de San Sebastián. En número de medallas (siete) se ha superado lo alcanzado hace dos años en la localidad finlandesa de Eskiltuna, donde nuestros atletas subieron seis veces al podio. Una lástima que no lográsemos un oro, porque el salto en el medallero hubiera sido de gigante (en la imagen, David José Pineda, bronce en 400 mv, y los chicos y chicas de los relevos 4x100). 

En todo caso, hay que tener en cuenta que ni siquiera aquellos que fueron campeones júniors en su momento tuvieron asegurado el éxito en la categoría absoluta, ni mucho menos. Y un mensaje de ánimo a los que no consiguieron subir al podio en Grosseto: atletas extraordinarios como Ruth Beitia, Yago Lamela, Antonio Peñalver o Javier García Chico tampoco lo consiguieron en su día… y ya véis a dónde llegaron.

En fin, que nuestros atletas jóvenes nos han dado una nueva alegría. En unos pocos días España ha ganado 16 medallas en las tres las tres competiciones reseñadas arriba y ha sumado un total de 50 finalistas. Hace dos años, en esas mismas competiciones, los metales fueron una docena y los finalistas 38, y hace cuatro se alcanzaron diez medallas y los mismos 38 finalistas.

Es decir, que la progresión es evidente. Sobre esa base ilusionante se fraguará el atletismo español del futuro. Un futuro que va a ser bonito.

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