Rafael Nadal necesita savia nueva en su equipo de trabajo
Anoche en Flushing Meadows nació otra estrella. Lucas Pouille (Grande-Synthe, 23 de febrero de 1994) ejecutó el partido que soñó de niño y despidió a Rafa Nadal en 5 sets y más de 4 horas de partido: 1-6, 6-2, 4-6, 6-3 y 6-7 (6) en una Arthur Ashe entregada a un espectáculo mayúsculo. Un partido de locos de los que levantan de la silla incluso a los seguidores no habituales del tenis.
Sin embargo, dejando al margen el formidable repertorio de tenis de Pouille, el encuentro deja algunas reflexiones en el aire. (1) Nadal mostró un gran estado de forma y nivel tenístico en el US Open. El maratón de Río 2016 le ha venido bien para recuperar el ritmo perdido. (2) No queda rastro de la lesión de muñeca que le apartó de Roland Garros y le impidió disputar Wimbledon. Su derecha liftada va recuperando su habitual mordiente. (3) El balear nunca le perdió la cara al partido y acabó teniéndolo en su mano. Remontó dos sets y se colocó 4-2 arriba en el quinto set. Luego volvió a hacer lo imposible levantando tres match points en el definitivo tie break: de 3-6 al 6-6. (4) Rafa en estado puro… con cuerda para rato.
Hasta aquí lo positivo. El problema es que (5) Rafa volvió a flaquear en los momentos decisivos, los que exigen mayor autocontrol y determinación. Venía con el subidón de la remontada y dejó que Pouille volviera a entrar en el partido cuando lo tenía para finiquitarlo. (6) De nuevo aparecieron las dudas y aparcó cuando no tocaba la agresividad que le había dado la remontada. Esa con la que admiraba al mundo hace unas temporadas. (7) No parece que en su equipo encuentre las respuestas que necesita en esos momentos. Su extraordinaria forma de leer los partidos mantiene siempre su competitividad, pero no le basta para desterrar las dudas. (8) Probablemente a ello también ayude al tremendo desgaste energético que se ve obligado a hacer en demasiados partidos. Ayer volvimos a verle restar tan lejos de la línea de fondo… Pouille saca muy bien, pero tampoco es Raonic. (9) Todos sus rivales tienen muy estudiado su juego y ahora comienza a tener que lidiar con tenistas de una o dos generaciones más jóvenes, a los que ya no es superior en el aspecto físico.
Con todo ello hay una conclusión que hace tiempo me parece clara: (10) Nadal necesita sumar savia nueva a su equipo. No se trata de señalar ni desterrar a nadie. No hay culpables. Su equipo actual es corresponsable de los 14 grandes que Nadal tiene en su haber. Pero le ayudaría encontrar el asesoramiento de alguien que haya pasado por esas mismas situaciones de estrés competitivo, que le permita re ilusionarse, y que le aporte algunas claves nuevas para manejarse en la pista. El aprendizaje continuo ha sido una de las claves de su envidiable carrera tenística y hace un tiempo que está parado. Todos sus grandes rivales lo buscaron y acabó por funcionarles. A pesar de sus 30 años, Nadal está en condiciones de seguir coleccionado Grand Slams y, por qué no, de superar incluso el récord de Federer. Se trata de hacer cosas distintas para obtener resultados distintos. Lleva dos cursos completos sin ganar un major y no pierde nada por intentarlo. La historia ya le tiene un sillón reservado.