¿Quién ha sido el mejor clasicómano de la primavera ciclista? Después de que Lieja haya puesto el cierre a este vibrante periodo del calendario, toca hacer balance. Seguramente la mayoría coincidamos en señalar a Peter Sagan como el más destacado en este 2016, porque ha cazado una de las piezas gordas (el Tour de Flandes) y además es el único que ha doblado victoria (también ha conquistado la Gante-Wevelgem).
Un clasicómano sería el ciclista que sobresale en este tipo de carreras, pero aquí también habría mucho que matizar. Por esa descripción, Purito Rodríguez sería un relevante clasicómano, porque ha ganado dos veces el Giro de Lombardía y una la Flecha Valona. Sin embargo, nadie se imaginaría a Purito sobre el pavés de Roubaix, más apto para corredores fuertotes del corte de Cancellara, Boonen o Degenkolb. Los adoquines tienen poco en común con las cotas ardenesas o con el otoño italiano. El pavés sí es compatible con otras clásicas más propicias para sprinters, como esa Milán-San Remo que ha visto ganar recientemente a Cancellara y Degenkolb, y también a Kristoff (campeón en los muros empedrados de Flandes en 2015).