NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Cuando es mejor ser gregario que luchar por una clásica

“Este día es como un homenaje para mí”, dijo Imanol Erviti tras el carrerón que le aupó a la séptima plaza en el Tour de Flandes. Un puesto atípico para un español en el pavés y los muros del Monumento belga, donde sólo Juan Antonio Flecha ha sido capaz de subirse al podio. Lo mismo debió pensar Chente García Acosta en aquella París-Roubaix de 2003, cuando se empecinó en pasar primero por el Bosque de Arenberg. Otro autohomenaje. Erviti y Chente tienen varias cosas en común: son navarros, se han desarrollado en el equipo de Eusebio Unzué, ejercen (o ejercieron) de excelentes gregarios y hubieran podido dedicarse a objetivos mayores si hubieran sido belgas, neerlandeses o italianos.

Que los españoles no luzcan en el Tour de Flandes es una cuestión de tradición, pero también de convencimiento, de ambición y de interés. Nadie, excepto Flecha, se ha marcado nunca como objetivo De Ronde. Este año parecía que se había animado Alejandro Valverde, ya con 35 años, pero al final cambió su programa. Al ciclismo patrio le atraen más las vueltas, en especial las grandes vueltas, y si acaso las clásicas ardenesas y Lombardía, que se adaptan mejor a la ligereza y a la explosividad de los corredores ibéricos. Óscar Freire sí frecuentó el calendario de clásicas, pero tampoco asomó mucho por los adoquines.

Ampliar

En España, a los ciclistas grandotes se les prefiere en el pelotón para proteger a un líder. Erviti y Chente, ambos ganadores de etapas en grandes vueltas, son una buena prueba. Esa filosofía cuadra, además, con la esencia del Reynolds-Banesto-Illes Balears-Caisse d’Epargne-Movistar. Un histórico que se ha alimentado, con brillantes resultados, de arropar a un gran jefe con un grupo de fieles. Está en la naturaleza del ciclismo español y de los equipos de Unzué (y antes de Echávarri), pero también de los corredores de acá. No voy a decir que se hagan cómodos, porque su trabajo tiene un valor enorme, pero saben que cotizan más como gregarios de Valverde o Nairo, que como potenciales podios de una gran clásica que quizá no llegue nunca. Basta con recoger otra frase de Erviti tras Flandes para entender de qué estoy escribiendo: “Ahora toca descansar, saborear este resultado y pensar en Ardenas, con Alejandro. Son otros retos importantes que quiero cumplir bien”.