Jesús Manzano sufre vetos en su regreso al ciclismo
Este sábado acepté de buen ánimo una invitación para asistir a la presentación del Grupo Deportivo Orquín, el equipo ciclista de categoría Máster más laureado de la pasada temporada: 50 victorias en 55 carreras. En sus filas milita Jesús Manzano desde finales de la última campaña. Manzano vuelve a ser ciclista casi doce años después de sus denuncias en AS, donde relató en marzo de 2004 prácticas de dopaje generalizadas en el pelotón. Los acontecimientos posteriores le han dado repetidas veces la razón: la Operación Puerto, la Operación Grial, el caso Armstrong, la maldición de Cofidis... Y aun así, el madrileño de Zarzalejo sigue recibiendo el desprecio de una parte del ciclismo.
Manzano ha decidido volver al deporte principalmente por salud. Un día se vio "muy gordo", con 94 kilos de peso, y tomó soluciones. Le compró una bicicleta de montaña a un amigo por 4.000 euros y comenzó a echarse al monte. Ahí comprobó que su rodilla, castigada por la cortisona en sus tiempos de profesional, no se resentía demasiado. Empezó a adelgazar, pero no lo suficiente, así que acudió a un nutricionista, que todavía orienta su dieta: ahora pesa 68 kilos. Cada día más animado, se compró otra bicicleta por 3.500 euros, esta vez de carretera; se sacó una licencia con el Club Ciclista Escurialense, y participó en algunas carreras de más de 30 años, en las que, por cierto, se reencontró con excompañeros de profesionales como Juan Carlos Domínguez o Eladio Jiménez.
Mariano Egea, director del Orquín, le propuso entonces ingresar en su potente equipo. La alianza ha ido de momento bien, porque Manzano acabó subcampeón de España de categoría Máster 30 B (entre 35 y 39 años), en la misma carrera que su compañero Juan Carlos Fernández ‘Puma’ conquistó el título Máster 30 A. Manzano arranca la temporada desde el inicio en este 2016, como en los viejos tiempos. Este pasado domingo ha debutado ya en Mérida. El de Zarzalejo compatibilizará el ciclismo con su empresa de jardinería, que es de lo que verdaderamente vive. Manzano madruga y se va a currar, luego a la una y media o a las dos de la tarde deja la labor en manos de su fiel Hassan, come algo y se entrena en torno a cuatro horas. Los fines de semana: competición. Recientemente, el equipo tuvo también una concentración de cuatro días en Altea. Esa es ahora su vida.
El retorno, sin embargo, no ha sido tan idílico. El Orquín ya ha sufrido vetos en varias carreras por la presencia de Jesús Manzano en sus filas. En la Vuelta a Santander, el gerente de Sportpublic, Domingo Aguado, ha rechazado la inscripción del equipo porque considera que Manzano da “mala imagen”. Uno de sus colaboradores, Rene Galindo, ha esgrimido un argumento similar para cerrar las puertas de la Challenge de Aragón. Y tampoco quieren ver al exciclista del Kelme en la Volta a La Marina, territorio de influencia de Vicente Belda, que dirige allí un equipo con su yerno Javier Cherro como líder. Hay amenaza de boicot si aparece Manzano por aquellos lares. Pero no habrá la más mínima traba, y de hecho no la ha habido antes, si quienes participan son personas relacionadas con la Operación Puerto o con otros escándalos de dopaje. Esa imagen ya no les parece tan mal a estos organizadores. Y deducimos, mientras no manifiesten lo contrario, que tampoco a esas instituciones que les apoyan con dinero público.