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Un Río de dudas en torno a la Vuelta a España 2016

El recorrido de la Vuelta a España 2016 se está confeccionando bajo la alargada sombra de los Juegos Olímpicos de Río. La ronda ya está acostumbrada a convivir con la incógnita de la participación, muy condicionada siempre por los resultados del Tour de Francia. En los últimos tiempos, la cosa no le ha ido nada mal: en el presente 2015 se apuntaron Chris Froome, Vincenzo Nibali o Nairo Quintana después de la Grande Boucle; mientras que el año anterior lo hicieron Alberto Contador o el propio Froome. Pero en este 2016, Unipublic choca con un interrogante doble: el Tour y Río.

Hace un mes y medio, ya apuntábamos en este mismo blog que los Juegos estaban condicionando los programas deportivos de los grandes líderes, porque el sinuoso recorrido olímpico abre posibilidades para todos ellos. Si quieres llegar fuerte a Río (la carrera de fondo es el 6 de agosto), lo lógico es correr el Tour. Con 13 días de separación, los corredores tendrán tiempo de descansar sin perder el ritmo de competición. A punto.

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La incógnita sobre el pelotón de la Vuelta podría no resolverse hasta después de la prueba olímpica (a dos semanas de la ronda). Ahora mismo, sólo Nairo Quintana y Esteban Chaves han confirmado su presencia. Un participante tradicional como Alejandro Valverde (en 2016 opta por Clásicas-Giro-Tour-Juegos) está prácticamente descartado salvo que haga triplete. Alberto Contador ha dicho que lo ve “difícil”. Y entre los capitanes españoles, sólo Purito Rodríguez, a sus 37 años, ha soltado un “lo más seguro”, que abre las puertas a la carrera, pero no es definitivo. Para colmo, el Mundial del próximo año en Qatar es totalmente llano, por lo que nadie va a elegir la empinada Vuelta como trampolín para el arcoíris.

La alargada sombra de Río está teniendo otra consecuencia inmediata al margen de la planificación de los ciclistas. Los organizadores de la Vuelta, conocedores de esta espada de Damocles, están diseñando un trazado que contempla esta amenaza. ‘Como no sé quién va a correr, tengo que intentar que al menos la emoción se mantenga hasta el final’, es el planteamiento que circula por los despachos de ASO-Unipublic. Durante la semana pasada publicamos en AS un dibujo del trazado que todavía mantiene muchos interrogantes, pero que sirve para hacernos una idea del recorrido que se presentará el 9 de enero en Santiago de Compostela.

Serán diez llegadas en subida. En esto no hay ninguna novedad, salvo que la Vuelta exhibirá en 2016 pocos descubrimientos, saciados ya con las nueve metas en alto inéditas de 2015. La carrera irá salpicando el recorrido de estos finales para mantener el espectáculo televisivo, pero sin dificultades tremendas que puedan abrir una brecha insuperable en la general. Los Lagos, por ejemplo, es una maravillosa ascensión, que difícilmente sirve para decidir el maillot rojo. Tan sólo asoma al término de la segunda semana una interesante jornada pirenaica, que la web Road&Mud ha situado en el Aubisque (sin que haya confirmación ni desmentido), como una etapa que pueda abrir diferencias… Aunque siempre depende de cómo se la tomen los corredores: y con un final en alto, parece complicado que la afronten con ataques lejanos.


 

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La estrategia es concentrar la resolución al final de la Vuelta, posiblemente en la Comunidad Valenciana (las webs arueda y Ciclo21 informan de una meta decisiva en Aitana, también sin confirmación oficial). La experiencia de la contrarreloj de Burgos 2015, que colocó líder a Tom Dumoulin, unida al vuelco que dio el Astana para Fabio Aru en la Sierra de Guadarrama, anima a intentar algo parecido. Aunque esta vez todo apunta a que se rematará con una meta en alto (como se hizo con Ancares 2014, Angliru 2013 y Bola del Mundo 2012). Para entonces, el Tour y Río quedarán ya muy lejos. Y ya veremos quién ha sobrevivido. En este momento, todos son dudas.