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Pablo Lastras: "Ahora lucho por poder llevar una vida normal"

Pablo Lastras ya ha soltado las muletas “después de siete meses y dos días”, pero por delante aún tiene que continuar “con mucho dolor” y “con mucha paciencia” con su exigente proceso de rehabilitación. El Pencas se cayó el 26 de marzo en el descenso del Coubet, durante la etapa reina de la Volta a Catalunya, y la cabeza de su fémur derecho destrozó su pelvis, que le tuvo que reconstruir el cirujano sevillano Pedro Cano Luis. El corredor del Movistar pensó inicialmente en recuperarse para seguir en el ciclismo profesional: “Me dije: ‘Estos no me conocen de lo que soy capaz”. Pero este otoño ha decidido desistir: “La avería es muy gorda, esto es el final de mi carrera”.

Como buen hincha del Atlético de Madrid, Lastras aplica el lema de Cholo Simeone: “Partido a partido”. Y ahora se ha marcado una prioridad: “Lucho por recuperarme para tener una vida normal, porque el médico no me lo ha asegurado. Sé que no voy a poder correr, saltar, montar en moto… Hay cosas de las que tengo que despedirme. En marzo, cuando se cumpla el año de mi caída, habrá que hacer una nueva valoración. Y no descartan incluso que me tenga que operar otra vez”.

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Después de su intervención quirúrgica en Barcelona, Lastras se mudó a Pamplona para iniciar su dura rehabilitación en la Mutua Navarra, con el médico Ángel Recarte y el fisioterapeuta Agustín Beorlegui. “He recibido de ellos lecciones de humanidad y de sensibilidad”, apunta el madrileño, que estuvo cinco meses viviendo solo en un apartamento de la capital navarra. Hace una veintena de días, El Pencas regresó para comenzar otra fase de la recuperación ya en su localidad de San Martín de Valdeiglesias. Hace toda la rehabilitación en casa, de la que se desplaza para ir a la piscina municipal o para visitar al fisio en Madrid dos días a la semana.

Mientras lidia este suplicio, Lastras echa la mirada al retrovisor y hace balance de su carrera profesional, en la que no sólo asumió con ejemplaridad labores de equipo, sino que también aprovechó sus oportunidades para alzar los brazos como vencedor. Entre los ciclistas españoles que han estado esta temporada en activo, sólo Purito Rodríguez y él han ganado etapas en las tres grandes rondas. El Pencas estrenó la serie con su victoria en Gorizia en el Giro de 2001, luego ganó dos etapas en la Vuelta de 2002, a las que sumó otra en 2011, y remató la triple corona con un triunfo en el Tour de 2003. Fueron tres años en los que exprimió su olfato para encontrar oro en las escapadas. En su palmarés también figuran las Vueltas a Andalucía y a Burgos o se ha subido al podio de un monumento: el Giro de Lombardía. Actualmente, a sus 39 años, ha sido un referente para todos los jóvenes que llegaban al Movistar, su equipo durante 18 temporadas (más otras tres como amateur) en sus diferentes nominaciones. “Me hubiera gustado correr hasta los 41 años para haber redondeado 20 temporadas, pero las cosas han sucedido de otra manera…”, dice con resignación. 

 

Ya está mentalizado de que eso no será posible y ahora piensa en el futuro: “Primero es recuperarme y luego ya veremos, pero me gustaría seguir vinculado al ciclismo, que es lo que he hecho siempre. Me he estado formando y tengo todos los títulos de director. No sé si me veo en profesionales, seguramente me gustaría más trabajar con la cantera, con los chavales… Eso es muy necesario”. No sería raro que acabara en el Movistar, donde sus compañeros le mandan “apoyos constantes” y Eusebio Unzué le llama o le envía correos “cada semana”. “Somos una familia, un equipo de lujo”, afirma Pablo.

Mientras que llega ese momento, Lastras lucha por su recuperación, por tener una vida normal… “Siento que he sido un privilegiado y que lo he dado todo sobre la bicicleta”, asegura con orgullo. “Pero echo mucho de menos una cosa del ciclismo: que te dé el aire en la cara, la sensación de frío… Eso es lo que peor voy a llevar”.


 

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