“Agua, culo en carretera, bicicleta en flores”
La Ermita de Alba está inédita en la Vuelta, pero el puerto precedente, la Cobertoria, es todo un clásico en sus recorridos e incluso acogió la meta en 2006, con victoria de Vinokourov. Su fama apunta sobre todo al peligro de sus descensos. Marino Lejarreta se retiró por una caída en 1988 y Fernando Escartín se rompió tres costillas y el cúbito en 1999. “Nunca he pasado tanto miedo”, recuerda el aragonés. La lluvia y la grava que desprendían los camiones acentuaban el riesgo, que actualmente ha desaparecido, con una carretera ancha y renovada.
Alex Zülle no se hizo tanto daño, pero su caída de 1993 es célebre por su transcendencia en la general. Antes de aquella antepenúltima etapa estaba a 33 segundos del también suizo Toni Rominger, a falta de la crono final. Iñaki Gastón se lanzó en el descenso con Rominger a su estela. Zülle, con sus gafas empañadas por la lluvia, se descolgó, tomó una curva a la izquierda, su rueda trasera hizo aquaplannig y se fue al suelo. Con su castellano a trompicones, luego lo explicó con cinco palabras clave: “Agua, culo en carretera, bicicleta en flores”. Luego matizaría que las flores daban “electricidad”. Eran ortigas. Zülle se levantó aturdido, un mecánico rescató la bici de las zarzas y comenzó una persecución a 51 kilómetros del Naranco. Rominger, que corría en el asturiano Clas-Cajastur, triunfó jaleado por el público. Zülle recibió insultos de un sector. Cedió 44” y se alejó a 1:17. Rominger había sentenciado.
(LA RUTA DE LA VUELTA: Luarca-Ermita de Alba, 16ª etapa)