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Oblak frenó al mejor Madrid del año

Herido en su orgullo por los seis partidos sin ganar al Atlético, el Madrid salió al partido con una disposición formidable: movilidad, atrevimiento, presión adelantada, desmarque. Ante eso, el Atlético se desmadejó. Una gran versión del Madrid, que produjo bastantes remates, aunque no en proporción al caudal de juego ofrecido. Y ahí estaba Oblak. Un portero excelente, de estatura, rápido para ir abajo, sobrio, seguro. Hizo excelentes paradas, si bien en la primera de todas se puede culpar a Bale de desperdiciar una ocasión clara. Con tan buen juego y sin ningún gol, el Madrid se fue al descanso frustrado.

Y la segunda parte fue otra cosa. El Madrid se tomó un respiro, el Atlético se movió más, en buenas aproximaciones por las bandas. Pero sobre todo el partido se embarulló, y ahí se mueve mejor el Atlético. La segunda mitad estuvo más ‘en derbi’, con juego igualado, tensión, nervios, interrupciones. Mandzukic fue foco de iras y saco de golpes, entre los que se incluyó un insensato puñetazo de Carvajal que debió haberle costado penalti y expulsión. El árbitro serbio no dio buena medida en este embarullado segundo tiempo. Manejó mal las tarjetas y eso no ayudó precisamente a serenar los ánimos.

Por esa pendiente se deslizó el partido hasta el final. El Madrid aún goteó algunas ocasiones. El Atlético, sólo al final. Mirando todo en perspectiva, fue mejor el Madrid, pero el Atlético alcanzó un resultado que no le disgusta y, en cierto modo, tiene la baza psicológica a su favor. Pudo salir poco menos que eliminado antes del descanso y no fue así. El Madrid, por contra, lamentará la ocasión perdida y escuchará muchas veces estos días que ya son siete partidos sin ganar al Atlético. El desenlace será en el Bernabéu, el miércoles que viene, sin Marcelo ni Mario Suárez. Y si es posible, con un árbitro más hecho.