La primera vez que se oyó hablar de Cristóbal Belda Iniesta relacionado con el deporte fue a finales de 2008, cuando se encargó en el Hospital de La Paz del tratamiento del cáncer de Severiano Ballesteros, hasta la muerte del campeón de golf en mayo de 2011. Cristóbal Belda era (y es) un reputado oncólogo, un investigador de esta cruel enfermedad. “He visto morir a más gente que un soldado en la guerra”, se le ha oído decir.
Paralelamente a que Belda recibe dinero del COI para combatir el dopaje, el actual director de la Escuela Nacional de Sanidad participa con informes científicos en la defensa de deportistas expedientados por presunto dopaje, en concreto por irregularidades en el pasaporte biológico. Belda firmó un estudio que sirvió para que la Federación Española de Atletismo exculpara a su exvicepresidenta Marta Domínguez. Y posteriormente ha participado en el dossier de defensa del ciclista checo Roman Kreuziger, quien permanece a la espera de la revisión de su caso en el TAS. En ambas ocasiones, Cristóbal Belda ha utilizado los mismos argumentos: el hipotiroidismoque sufren los dos deportistas es la causa de la alteración de sus valores hematológicos.