El cosquilleo del Tour de Francia
La sensación es difícil de describir, pero fácil de distinguir. Quien coincida conmigo, sabrá a qué me refiero. Es una especie de cosquilleo que aparece de año en año en las fechas previas al Tour de Francia. En mi caso, sólo comparable a cuando se acercan unos Juegos Olímpicos. Ayer estuve en la presentación del libro de Jon Rivas '¡En París se han vuelto locos!' y comencé a notar los primeros síntomas. Un hormigueo. El Tour es especial y adictivo. Puedo sentirme privilegiado de haber vivido doce ediciones desde dentro, acreditado como periodista. Y ahora sigo ligado a la carrera desde fuera, por obligación profesional y por devoción personal. Ese cosquilleo apareció en los 80, con las aventuras y desventuras de Ángel Arroyo y Perico Delgado, y ahí se mantiene. Nunca ha faltado a su cita.
El libro recién publicado de Jon Rivas, que se une a otros de Sergi López-Egea o el propio Pedro Delgado, ha sido un desencadenante. Pero no el único. En estas fechas comienzan a confirmarse las alineaciones de los equipos para la Grande Boucle, como hoy hemos conocido a los elegidos del Sky, con tres españoles (Zandio, Nieve y López) para apoyar a Froome en su defensa del dorsal número uno. Otras escuadras prefieren esperar a después de los Campeonatos Nacionales de ruta, otro clásico que se celebra el fin de semana previo al Tour y que España ha llevado a Ponferrada como test para los Mundiales... Muchos de estos campeones estrenarán precisamente sus maillots en el Tour. Otra tradición. El cosquilleo que ya no cesa.