Ni Pep ni Mou: el Madrid y el Atlético

¡Vaya final nos ha quedado! Por primera vez, dos equipos de una misma ciudad y, por cierto, en la capital del país vecino, con resonancias aún en esta competición, ecos de aquel gran Benfica. El Atlético completó la final perfecta con un partido superior, un nuevo alarde de las virtudes que le han traído hasta aquí: juego solidario y ordenado, golpes de inspiración, gran portero, un plan bien trazado y todos de acuerdo en la idea. Y eso que el partido se complicó con un primer gol de Torres, precisamente él, que se contuvo en celebrarlo. Sólo en casos tan extremos entiendo plenamente la no celebración.

Así que al Atlético le tocó subir a la montaña. Estaba por detrás en la eliminatoria, estaban las cosas donde Mourinho las quería. Pero el Atlético tiene fe y juego para las situaciones más difíciles. Una llegada al claro de Juanfran dio el primer gol justo antes del descanso, como daría el tercero mucho más adelante. En medio, un penalti de Etoo a Diego Costa. Meter tanta gente en el área propia trae esos percances. Y antes, después y durante, un juego solvente del Atlético, que se mantuvo seguro ante un Chelsea que tradujo su esfuerzo en unos pocos remates, bien parados por Courtois, gran portero.

O sea, que ni Pep ni Mou. Pasamos tres años en nuestra Liga quizá demasiado distraídos (yo también) por la personalidad de estos dos hombres. Esta semifinal les ha dejado en la cuneta por la fuerza natural de la Liga española, que esta noche dará un tercer finalista europeo, sea Valencia o Sevilla, y por el buen pulso de Ancelotti y Simeone, que han dado con las respectivas teclas. Final madrileña, gran final. Los dos han llegado con mérito, incluso con brillo, ganando la vuelta de su semifinal fuera de casa. A Pep y a Mou. Son el Madrid y el Atlético. Ahí están, en la cumbre. La cita es en Lisboa, el sábado 24 de mayo.