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Konig se destapa en Peñas Blancas y Roche es líder

Konig

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Leopold Konig, checo de 25 años, del equipo alemán Netapp Endura, conquistó la inédita cima de Peñas Blancas (Estepona) en la octava etapa de la Vuelta a España (166 km) y primera de las tres llegadas en alto del bautizado como Tríptico de Andalucía. Perilla en ristre, Konig ya había tirado al poste con un cuarto puesto en Monte da Groba. Entonces ganó Nicolas Roche, que arrebató a Vincenzo Nibali el maillot rojo en la cumbre malagueña, el mismo día que su primo Dan Martin tuvo que abandonar por las secuelas de su caída del día anterior.

El RadioShack de Chris Horner desenfundó primero en Peñas Blancas (14,5 km al 6,6% de pendiente media y 12,5% de máxima). Tiró de un grupo donde pronto se vio quienes no iban a estar en la lucha: Kreuziger, Mollema, Nieve… A 4,5 kilómetros atacó Igor Antón, en busca de viejas glorias y de airear el agonizante maillot del Euskaltel. Nadie se inmutó. Pero tras dos intentonas de Capecchi y Santaromita, comenzó el fuego real con el esperado salto del cuarentón Horner a poco más de tres kilómetros.

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Radioshack

El demarraje del estadounidense sí rebeló a los gallos. Nibali y Basso enlazaron, Purito y Valverde tardaban más. Antón cruzaba la pancarta de dos kilómetros a meta con una decena de segundos, pero por detrás saltó Konig, a quien intentó seguir sin éxito Thibout Pinot, y esa fue su perdición. El checo rebasó al vizcaíno a falta de medio kilómetro y aun tuvo la chispa suficiente para resistir el arreón final de Dani Moreno, que fue segundo. Roche entró tercero, a 5 segundos, y ahora lidera la general con 17” de ventaja sobre el madrileño y sobre Horner.

La jornada había comenzado con la mencionada baja de un aspirante, el irlandés Dan Martin, magullado y aún conmocionado por su caída del viernes. Y continuó con la clásica intentona numerosa que se suele formar en jornadas montañosas, inicialmente integrada esta vez por 14 ciclistas, entre ellos cuatro españoles: Intxausti, Piedra, Valls y Azanza. El grupo se vio pronto reducido a 13 unidades, después de que Huzarski, que era 11º en la general a 45 segundos, se descolgara para quitar ese lastre a los compañeros de fuga. Con él allí, la escapada estaba condenada a no prosperar. Y sin él allí, pues también, porque entonces fue su equipo, el Netapp Endura, el que se tomó cumplida venganza y tiró del pelotón para que no abrieran hueco. Los fugados comenzaron la subida con un minuto y fueron cayendo con cuentagotas hasta extinguirse, mientras que el Netapp encontró el premio al trabajo con la victoria de Konig, un descubrimiento.

(Mi crónica de la octava etapa de la Vuelta)