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Moreno gana en el Fin del Mundo y Nibali es maillot rojo sin querer

“Quería ganar en el Fin del Mundo”, dijo Dani Moreno en los micrófonos de TVE a Juan Carlos García nada más cruzar la meta. El madrileño acababa de alzar los brazos como vencedor de la cuarta etapa de la Vuelta a España en Fisterra: en castellano, Finisterre, y en latín, ‘finis terrae’: el Fin de la Tierra… La jornada no contaba como llegada en alto en el libro de ruta, pero terminaba con la suficiente cuesta como para que lo intentará Dani Moreno, ganador este año de la Flecha Valona en el Muro de Huy… Un ‘Purito de bolsillo’.


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Faro

El pelotón llegó agrupado al tramo final. Y mientras se hacían cábalas sobre las posibilidades de la escasa nómina de velocistas de la Vuelta (Meersman, Matthews, Van Rensburg, Ratto, Bole…), Juan Antonio Flecha arrancó bajo la pancarta de último kilómetro. Detrás tiraba del grupo José Herrada, quizá para Valverde, pero a su rueda tenía enganchado a Moreno. Cuando el manchego se apartó, el madrileño se quedó al frente… Y no lo dudó: abrió gas y se marchó como un cohete. Fabian Cancellara se lanzó a la caza demasiado tarde, aunque sólo el respeto a su nombre mantuvo la expectación hasta el final. Triunfar con el aliento del suizo en tu cogote aumenta la cotización de la victoria.

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Dani Moreno, de 31 años, logró así su segunda victoria en la Vuelta, tras la conquistada en 2011 en Sierra Nevada. Tiene 31 años, diez menos que el vencedor del día anterior, Chris Horner, que no pudo mantener el maillot rojo porque cedió seis segundos en la subida. El 'Tiburón' Nibali recupera la prenda sin querer: tal fue su falta de intención que la organización tuvo que rescatarle del autobús porque no sabía que era el nuevo el líder. La paradoja mayor fue que el RadioShack trabajó por la victoria parcial para Cancellara, pero acabó sin etapa y sin maillot rojo. 

Moreno

El mundo no se acabó ahí… Como de costumbre, un puñado de aventureros habían probado suerte. El quinteto de fugados lo formaron un suizo (Wyss), un francés (Edet), un finlandés (Veikkanen), un belga (Vanendert) y un danés (Rasmussen), un abanico de banderas entre las que esta vez no ondeó la española. Al menos, de momento. El grupo llegó a tener 5:20 minutos de máxima diferencia, pero se disolvió en la subida al Mirador de Ézaro, en esos 1,8 kilómetros de ascensión al 13% con rampas de hasta el 30%. Allí se quedó en cabeza Edet, pero su soledad duró hasta que le echaron el guante Amets Txurruka, primero, y Luis León, José Herrada, Vicioso y Nerz, un poco después. Seis hombres al comando… Seis hombres cazados a 17 km de la meta. No había terreno para ellos.

(Mi crónica de la cuarta etapa de la Vuelta a España)