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¡A por la cuarta, Óscar! ¡Grande Freire!

Pedaladas

Vamos a hablar de ciclismo, pedalada a pedalada. De sus gestas y de sus miserias. Desde mi experiencia como periodista en treinta grandes vueltas y en otras múltiples batallas...

Autor: Juan Gutiérrez

¡A por la cuarta, Óscar! ¡Grande Freire!

El ciclismo llega a la Primavera. Así, con mayúsculas. Porque así se conoce también a la Milán-San Remo, una carrera centenaria (su estreno fue en 1907 y ganó el francés Lucien Petit-Breton), la primera gran clásica del año. Su recorrido de casi 300 kilómetros no da mucho de sí, no nos vamos a engañar, porque las alternativas son pocas. En realidad, dos: triunfo en una volata o victoria en solitario con una arrancada en el Poggio, en las puertas de la ciudad. Pero a la Classicissima se le perdona todo, porque independientemente del desenlace, sus carreteras desprenden historia y tradición por todos sus poros. Es un Monumento. Y como tal debemos de disfrutarlo.


Freire

La Milán-San Remo ha sido muy bien descrita por Fabian Cancellara, que la ha comparado con “una botella de champán que en sus trescientos kilómetros hace temblar a todo el mundo y que en sus últimos kilómetros es como cuando se descorcha el tapón”. Ese estallido se produce en el Poggio, a seis kilómetros de la meta, el punto donde valientes y rodadores intentan romper la carrera. Uno de ellos será el propio ‘Espartaco’, a quien todos apuntan como candidato para triunfar en solitario (ya lo hizo en 2008) junto al belga Philippe Gilbert.


Siempre hay ciclistas que intentar evitar la volata… Y siempre hay que equipos interesados en lo contrario, en bloquear la carrera para jugársela en una llegada masiva. Este año ese rol parece tocarle al HTC-Highroad de Mark Cavendish (vencedor en 2009) y al Garmin-Cervélo de Tyler Farrar, Heinrich Haussler y Thor Hushovd. Por allí, agazapado pero al acecho de su presa, andará seguramente un tal Óscar Freire, tricampeón de la Milán-San Remo en 2004, 2007 y 2010.


¿Puede Freire ganar su cuarta Classicissima a sus 35 años? La temporada pasada, más de uno ya pensaba que no. Y allí apareció el cántabro para darnos otra lección y para demostrarnos que en esta carrera no sólo es importante ser rápido, sino también tener resistencia, audacia y bagaje. Así lo explica nuestro tricampeón del mundo: “No creo que nadie se pueda ir este año en el Poggio, ni siquiera Gilbert… La Milán-San Remo es el primer gran objetivo de mi temporada y pienso que puedo ganar. En este tipo de pruebas soy mejor que otros velocistas. Ellos son más poderosos, pero yo soy más ágil y tengo la experiencia de mi lado… Yo sé cómo se puede ganar aquí”.


¡Y vaya si lo sabe! Freire es un ciclista ejemplar, único, a quien el gran público quizá nunca le llegue a valorar como se merece. Sus tres Mundiales y sus tres Milán-San Remo le habrían convertido en un héroe en países como Italia, Bélgica y Holanda, donde, por cierto, Óscar firma incluso más autógrafos que en España. No es su único mérito. En los últimos tiempos, Freire se ha desmarcado con personalidad del acostumbrado silencio del resto del pelotón y ha alzado la voz contra el dopaje. Ya pudieron leerlo hace un mes en la entrevista de Chema Bermejo en AS.


Que alguien con el palmarés de Freire se decida a ondear la bandera contra el fraude y la trampa, que tanto daño está haciendo a este deporte, es algo que hace mucho bien al castigado ciclismo. Todo iría mucho mejor con más voces como la suya. Una razón más para que hoy alentemos a nuestro tricampeón. ¡A por la cuarta, Óscar! ¡Grande Freire!


1 Comentarios

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Julian

Freire es uno de los mejores deportistas de nuestra historia.

03/19/2011 02:05:10 PM