Quiniela irracional (Semana 6)
¿Estaré muerto? ¿Tendré un trastorno bipolar? El asunto me ronda la cabeza desde hace tiempo y no me deja dormir bien. El otro día me levanté insomne de madrugada y, aburrido, decidí llamar a un vidente para que me aclarara si soy un fantasma, un alma errante en la tierra. Esta es la historia de lo que me sucedió.
- Hola, muy buenas noches.
- Buenas noches, ¿qué desea?
- ¿Es usted vidente?
- Si señor Tovar, aquí estoy para servirle.
-¡¡¡Coño!!! Y como sabe usted mi nombre.
- Ya le he dicho que soy vidente.
- Pues la verdad es que le llamaba para saber si estoy muerto pero, vista su perspicacia, prefiero preguntarle quién va a ganar los partidos de la próxima jornada de la NFL, que ese sí que es un asunto que me preocupa de verdad, y estoy harto de hacer el ridículo en mis pronósticos. ¿Podría usted ayudarme?
- Estimado amigo, a escientosmil euros el minuto la llamada, estoy dispuesto a recitarle a usted de carrerilla la lista de reyes godos. Dígame los partidos, yo voy echando los arcanos mayores del tarot y ellos, a través de mis poderes, le dirán el resultado exacto del encuentro.
- No sea usted chuleta, dígame sólo quién ganará, que con eso me conformo. Como acierte todos le abro una sección fija en el blog, cueste lo que cueste.
- Usted dirá…
-El Ermitaño y el Sol.
-¿Me diga?
-Calle y escuche. Estas dos cartas juntas anuncian una mala racha.
-Me parece a mí que más bien anuncian un bronceado.
-Déjese de bromas, que esto es muy serio y mis poderes se resienten. Uno de los dos equipos, que parece estar en un lugar donde el sol es un bien escaso, está sufriendo una plaga que le está perjudicando mucho.
-Supongo que habla de las lesiones en los Packers.
-Sí, eso debe ser. Pues ese equipo debe meditar sobre esa plaga, y buscar refuerzos, porque su futuro se presenta oscuro. Yo apostaría por los delfines esos.
- El Enamorado y el mago. Aquí hay un equipo extraordinario, magnífico, espectacular, pero que está como despistado. Tal vez sea falta de concentración, o tener la cabeza en otras cosas. No se cual puede ser el motivo, pero aunque su juego enamora, está perdido en un laberinto y no encuentra la salida.
- Si, claro, son los Chargers.
- Ganarán. No hay duda. Parece que para ellos ya es costumbre entrar en ese laberinto y, aunque les cuesta, terminan por encontrar la salida.
- ¡Que astuto es usted, oiga!
- El Loco y el Carro. ¡Dios! ¡Qué me sucede! ¡Me llegan vibraciones contradictorias! ¿Estos dos equipos se han enfrentado hace poco?
- Si, ¿cómo lo sabe? Fue en los últimos playoff.
- ¿El que ganó metió un carro de puntos, o de golpes, o de algo?
- La verdad es que los Ravens le metieron a los Patriots un carro de todo.
- ¿Ravens? ¿Cuervos? Y en ese equipo hay algún jugador loco.
- ¿Sinceramente? Son una banda de psicópatas.
- Pues según las cartas no será fácil que nadie vuelva a pararlos.
- El Emperador y el Mundo. Aquí veo un gran rey, una de las estrellas de su liga, que vuelve a jugar después de mucho tiempo. También parece que entre ambos equipos hay un mundo. ¿Tal vez es un duelo muy desequilibrado?
- No me diga más. Éste me lo podía haber ahorrado. No se ni porqué se lo he preguntado. ¡Pobre McCoy!
- El juicio y la emperatriz. Una combinación peligrosa. Cuando los astros se concatenan y el exoterma de las galaxias yuxtapuestas coincide frente a la emperatriz, significa que uno de los dos equipos se quedará en pelotas después de haber parecido una maravilla en los primeros partidos.
- Perdóneme, pero no he entendido nada de lo que me ha dicho.
- Ni yo tampoco, pero ganarán los Texans. ¡No puede estar más claro!
- La fuerza y el carro. Interesante combinación. Uno de los dos equipos es grande, poderoso, pero le está costando arrancar. Según estas cartas, puede ser como un carro. Una vez que coja velocidad será muy difícil frenarle. ¿Me puede repetir el nombre de los equipos?
- Giants y Lions.
- Sin duda, hablo de los gigantes. Deberá tenerlos muy en cuenta a partir de ahora.
- El Colgado y el Loco. Es curioso. Las cartas me hablan de un solo equipo. Parece que en él juegan un colgado y un loco, pero que ambos no pueden coincidir en el campo. ¿Será que uno juega en ataque y otro en defensa?
- No se preocupe, los dos juegan en ataque. Son inconfundibles y, efectivamente, incompatibles.
- Pues estas son dos cartas que conviven bastante mal. No se nada del otro equipo, pero sospecho que tiene todas las de ganar.
- El Mago y el Diablo. A uno de los dos equipos ha llegado un mago para darle la vuelta a una mala racha.
- Perdone usted, pero a ambos equipos ha llegado un mago con esas características.
- Espere, espere, que sigo leyendo las cartas. Aunque la verdad es que echo de menos un buen cordero.
- ¿Se va a poner a cenar ahora?
- No hombre, es que a veces leo mejor en las entrañas.
- No me sea usted marrano y deme un ganador.
- Aquí también veo que uno de los dos equipos tiene una defensa endiablada.
- Pues hombre, la protección contra la carrera de Seattle es magnífica, pero Chicago es capaz de ganar sólo con su defensa.
- Pues entonces ahí es donde se dan cita el genio y el diablo. Apueste por los Bears.
- La estrella y el Juicio. Es curiosa la mezcla de cartas. Es como si un equipo tuviera muchas estrellas pero hubiera perdido el juicio y el otro, por el contrario, no tuviera ninguna estrella pero sí bastante criterio.
- Hombre, es una forma de verlo.
- Además, el equipo de las estrellas parece estar apagándose, como si algunas de ellas se hubiera marchado.
- Más que marchado, lesionado.
- Pero aquí, en una esquina de la carta del Juicio, hay un pequeño doblez que me anuncia dos cosas; la primera es que debo comprarme una baraja nueva, la segunda, que el entrenador de las estrellas está a punto de recuperar el juicio.
- Si, Payton es un genio.
- Pues apueste por él esta semana.
- El emperador y la sacerdotisa. Estas cartas me han puesto en un compromiso.
- Y eso.
- Esta mezcla no es apta para menores.
- Bueno, esté usted tranquilo, estamos entre adultos.
- A ver. ¿En uno de los equipos hay un tipo descomunal?
- Los dos equipos están llenos de tipos descomunales.
- No, no hablo de jugadores. Hablo del emperador…
- ¡¡¡Ah, Rex Ryan!!! Sí, descomunal.
- ¿Y su alter ego es una mujer?
- No, hombre. Más bien es un tipo más pequeño.
- Pues me cuesta decirlo, pero el emperador se va a cepillar a la sacerdotisa. Interprételo usted como quiera.
- La luna y la torre. Hay un equipo que está en la luna, pero que debería ser una torre.
- Seguro que habla de los 49ers.
- Por lo que veo, la torre está a punto de derrumbarse, pero la luna ha sido descartada del revés, y eso pronostica un cambio de tendencia. Creo que aún están a tiempo de reconstruir su temporada.
- ¡¡¡Joder!!! Si Singletary le conociera, seguro que le pagaba una cena.
- ¿Perdone?
- No se preocupe, hablaba solo.
- El Colgado y la Muerte
- Qué mala pinta tiene estooooo…
- En resumen, y sin entrar en grandes disquisiciones, en este partido hay un equipo que se está ahorcando a sí mismo y otro que está muerto.
- Pues la verdad es que se podría decir que ambos sufren los dos males.
- Espere, a ver si mirando las cartas fijamente descubro algo más.
- ¿Le puede ayudar que le diga que los Vikings juegan en casa?
- La verdad es que no me ayuda mucho, pero mirar fijamente las cartas me está dejando bizco, así que apueste por el que juega en su casa y pelillos a la mar…
- Pues para lo que me ha dicho, podría descontarme un par de minutos de la factura.
- Señor Tovar, una cosa es ser adivino y otra muy distinta un profeta.
- El Diablo y el Papa
- Menudas mezclas hace usted.
- No soy yo, es el azar del tarot, la sabiduría suprema de la nigromancia.
- No me sea pedante y déme un ganador.
- El Papa, sumo sacerdote de su deporte, viste de blanco, pero ha sido tentado por el demonio, vamos, que algo dentro de su equipo no funciona. Espere, ¿sus rivales visten de carmesí?
- Sí, más o menos.
- Pues ellos son la mano del demonio. En ese equipo debe haber un jugador carismático que es el contrario perfecto del sumo sacerdote. Por lo que leo en las cartas, tal vez de origen escocés.
- Me parece que aquí el único que se ha pasado con el escocés es usted.
- ¿No hay por ahí un McAlgo?
- ¡¡Coño, es verdad, McNabb!!
- ¡¡¡Ese, ese!!! ¡Ese es el demonio que va a humillar al papa!
- Pues no me diga más.
- La Fuerza y la Rueda de la fortuna. Aquí veo un choque frontal entre dos trenes.
- Pues como no sean Jones-Drew y Chris Johnson…
- Es posible. Son dos equipos muy duros, muy fuertes, muy rápidos. Parecen difíciles de derribar. Grandes como torres.
- Tampoco se venga arriba. Son dos buenos equipos, pero aún les falta un hervor.
- También veo irregularidad en ambos. Es como si la victoria de cualquiera de los dos dependiera de un golpe de suerte, de una jugada mágica.
- Es que los dos son muy capaces de lo mejor y lo peor en el mismo partido.
- Espere, espere, veo a un tipo con un balón en la mano. Puede ser alguien muy joven.
- ¿Joven? ¿No será Young?
- Eso, eso. Las cartas dicen que su fortuna va y viene. ¿Como jugó el último partido?
- Pues bastante bien ante los Cowboys.
- Entonces apueste porque la rueda de la fortuna le dará la espalda. Ganarán los otros, sean quienes sean.
- Pues hasta aquí hemos llegado. Ha sido un placer conocerle.
- ¿Hemos acabado? Pues nada, nada, no olvide llamarme para decirme el resultado. Le llegará la factura en la próxima factura telefónica. A propósito, no se si está usted vivo o muerto, pero es un poco bocachancla.
- Gracias, hombre, siempre se agradecen los piropos.
Colgué el teléfono algo irritado. Estaba amaneciendo. Había sido una noche curiosa, llena de magia… y me ha salido por un ojo de la cara. Pero esta vez no tengo dudas. ¡Voy a hacer un pleno!