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Russell no merece otra oportunidad

Creo que este año la mayoría de los equipos ha llegado a marzo con la intención de pescar a algún ‘primo’. La culpa la tiene el enorme número de agentes libres restringidos que ha provocado la falta de acuerdo entre los propietarios y la asociación de jugadores. Eso ha desencadenado que la mayor parte de los equipos estén aún agazapados. Me temo que hasta después del draft continuará casi todo más o menos igual. La mayoría seguirán con el freno de mano echado. Después de las elecciones colegiales, cuando se abra la barra libre, y los contratos comiencen a firmarse a la baja, llegará la tradicional vorágine en la que se mezclarán estrellas en decadencia con jugadores de banquillo. Así que, lamentablemente, la agencia libre de esta temporada está siendo, salvo en casos contados, algo aburrida.

Antes de seguir, quiero aclarar un comentario al artículo anterior. Delhomme no tiene que dar nada a Carolina. El año que viene se va a llevar 20 millones de dólares limpios y será uno de los jugadores que más gane en la NFL. ¡Toma castaña!


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Y ahora vamos al tema. La agencia libre me sigue sorprendiendo. Tal vez sea un problema de falta de noticias, pero no entiendo el revuelo que se ha organizado en Oakland por el retraso de JaMarcus Russell en presentarse a los entrenamientos voluntarios. JaMarcus, al que no me atrevo a llamar jugador por respeto a todos los demás miembros de plantillas de la NFL, es, posiblemente, el peor QB que he visto en mi vida. En mi opinión es el máximo culpable de que los Raiders no se clasificaran para postemporada. Su defensa era sensacional contra el pase. Asomugha, el mejor cornerback de la liga, se basta y se sobra él solito para anular el juego de pase rival. Tanto la línea defensiva como los linebackers demasiado hicieron para controlar el juego de carrera contrario, si tenemos en cuenta que su propio ataque no aguantaba en el campo ni un minuto con Russell como titular. Pero él no es la única decepción de los últimos drafts ofensivos de los Raiders. McFadden también se ha quedado en nada. Las dos armas con las que los de Oakland querían volver a aterrorizar a sus rivales han sido dos petardazos estruendosos.

Russell fue la primera elección global de 2007 y McFadden la cuarta de 2008. Dos timos de la estampita que Al Davis, en su soberbia, se ha comido con patatas. Por eso me sorprende que a alguien le importe lo que pueda hacer Russell a partir de hoy. Dicen que ha estado en Arizona preparándose más que nunca, que ha llegado como un pincel, que ahora sí que podrá dar todo el fútbol que guarda dentro. Yo creo que es un caradura, que ha vivido a cuerpo de rey mientras ha podido, que ahora le ha visto las orejas al lobo y que quiere agarrarse al último salvavidas como sea. Si yo fuera propietario de los Raiders no volvería a preocuparme ni un minuto por Russell y su sobrepeso, ni por su manifiesta incapacidad para jugar en un equipo profesional. Con Bruce Gradkowski al frente del ataque, los Raiders hubieran tenido muchas papeletas para seguir jugando en enero. Por muy precipitado que parezca, Tom Cable debería darse prisa en dejar claro que Gradkowski es su número uno, que Frye es un número dos en entredicho, y que Russell es un zampabollos que entrenará con la escuadra de prácticas hasta que le puedan dar una patada en el culo. Mantener vivo un debate de QBs en los Raiders es ridículo, innecesario y sólo provocará más desencuentros en un equipo que, ya de por si, casi siempre parece el camarote de los Hermanos Marx.


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Ya se que no suelo ser tan expeditivo en mis opiniones, pero que JaMarcus Russell gane en unos pocos meses, con su ‘trabajo’, muchísimo más dinero del que tú y yo ingresaremos con el nuestro en toda nuestra vida me parece un escándalo imperdonable.

JaMarcus, vete a tu casa y deja de insultarnos... ¡Y que vuelva Gannon!