Súper Davydenko repite final
Tomás de Cos
El O2 Arena de Londres volvió a disfrutar de un gran tenis en la primera semifinal del ATP Finals, nombre poco afortunado que han dado al torneo de maestros con el que se pone punto y final a la temporada de tenis individual desde 1970. Un gran Davydenko logró vencer por 6-2, 4-6 y 7-5 a Federer por primera vez en su carrera y alcanza su segunda final consecutiva de la hasta ahora llamada Copa Masters.
En el primer enfrentamiento entre ambos tenistas en este 2009 que se va, el jugador nacido en Severodonezk aprovechó su gran momento de forma y confianza para llevarse un intenso partido que se decidió en unos pocos puntos clave del tercer set. Una victoria que le catapulta en las apuestas, multiplicará su confianza y que le permite apuntarse la victoria del honor en su desfavorable balance de enfrentamientos con el suizo (12-1).
Davydenko se mostró inaccesible en el primer set, mantuvo su nivel en el segundo y dio lo mejor de sí en el epílogo del encuentro. Su agresividad y solidez en los últimos dos juegos le brindaron su segunda oportunidad de coronarse ‘maestro’. El año pasado el serbio Djokovic le apartó del título, mañana se medirá con el ganador de la semifinal nocturna, que enfrenta al argentino Del Potro con el debutante sueco Robin Soderling.
El tenista ruso fue una apisonadora al comienzo del encuentro. Se anotó la primera manga por un contundente 6-2 con tres roturas sobre el desconocido servicio de Federer. Dueño y señor de la pista acribilló al número uno con su juego de empuje constante. Llevó siempre la iniciativa en los intercambios y golpeó pegado a la línea de fondo hasta encontrar la bola corta o el error de su estresado rival. Dominó al servicio –que ha mejorado una barbaridad esta campaña, tanto en precisión como en velocidad- y al resto, con la fuerza de un incansable mercancías.
Más igualado anduvo el segundo asalto, en el que Federer mejoró mucho su servicio y por fin pudo pasar de dominado a dominador en sus juegos. Como hiciera ante el escocés Murray trató de no enredarse en largos peloteos y mostrar su habitual agresividad. Llegaron los aces, los winners (casi inexistentes en el primer set) desde la media pista y las oportunidades al resto. El de Basilea encontró una gran oposición en el ruso, pero acabó teniendo recompensa a su mejoría en la segunda bola de break del décimo juego.
Y no bajó la marcha el suizo, que siguió muy firme al servicio en el último set. Sin embargo, Davydenko aceptó el pulso y aguantó con la cabeza fría y la tensión en sus piernas. Con el cansancio haciendo sus primeras apariciones en ambos contendientes, los juegos se sucedieron rápidos, sin opción alguna para el jugador que en cada momento jugaba al resto. Aquí hay que recalcar el notable progreso sacador de Davydenko y la confianza que ello ha aportado a su tenis.
Final de infarto
Nikolay volvió a morir pegado a la línea de fondo, sin ceder un metro por iniciativa propia. De nuevo en el décimo juego llegaron los problemas. Salvó un casi definitivo 0-30 del helvético sobre su servicio. Un revés afortunado, que cayó manso e inalcanzable tras tocar en la cinta, y un genial remate al contraataque de Federer, después de un smash corto del ruso, ponían las cosas muy feas para el ruso, que jugaba con segundos servicios. Cuatro puntos seguidos, con alguna bola que al de Basilea se le escapó por escasos centímetros, le rescataron de una eliminación casi anunciada.
Con el 5-5 las tornas se cambiaron por completo. Roger no encontró su primer servicio y Davydenko le recordó las armas con las que se apuntó el 6-2 inicial. A la primera, y con un soberbio resto paralelo, firmaba una rotura con sabor a victoria. Y no le tembló el pulso a la hora de poner la puntilla. Ni siquiera después de que Federer pasara del 30-0 a disponer de bola de rotura. Tres buenos primeros servicios le allanaron el camino a su habitual juego pegador. Su derecha corrió como nunca y finiquitó el duelo a martillazo limpio.
Un tenista en constante progresión
Es de alabar la entrega, el sacrificio, la constancia y el interés por perfeccionar su juego en el delgaducho y desgarbado tenista ruso, instalado entre los diez mejores del mundo desde hace muchos años. Su escaso tirón mediático le confieren un aspecto gris, que le hace pasar casi inadvertido a pesar de haber sumado títulos de forma ininterrumpida desde el año 2003. Un rival siempre durísimo, que ejecuta ‘el parabrisas’ como nadie por su facilidad para abrir ángulos, y que se crece en pistas duras y rápidas. El éxito en el tenis es para quienes no se rinden nunca y Davydenko pertenece a ese club.