El chileno debe sentarse en el diván ya y explicarle a los madridistas qué ha pretendido con tanta rotación, que ha terminado siendo confusión como dice Jorge DÁlessandro. El fútbol es una ciencia mucho más exacta y sencilla de lo que parece. No tiene sentido estar tres meses jugando a los barquitos, utilizando desde tus portaaviones (Cristiano, Kaká y Benzema) hasta tus lanchas más ligeras (Drenthe, Van der Vaart…). En una plantilla debe haber roles y galones diferenciados. No se puede tener igual de contento a la estrella que al úiltimo de la fila. Eso es imposible y absurdo. Si uno juega poco pues mala suerte. No creo que Jeffren se indigne por jugar menos que Messi en el Barça.
Pellegrini tiene una intención sana de repartir esfuerzos y sonrisas para que toda su plantilla se sienta comprometida, pero eso conlleva un riesgo que ya se vio en Sevilla. En cuanto te coge un tiro con las astas afiladas, como era el caso del equipo de Jiménez, te cornea y te voltea sin piedad. En Nervión la figura fue Diarra, que llevaba 11 meses sin ser titular. Con eso está todo dicho. En el Pizjuán tanto Kaká como Benzema fueron dos sombras a la deriva, mientras que Guti y Raúl tiraron de veteranía para intentar sostener un equipo roto por el eje. Xabi Alonso no hilvanó juego por la presión de Zokora y las bandas fueron un despelote, con Ramos y Marcelo desarbolados por los dos contra uno que le preparó Jiménez a Pellegrini.
El segundo proyecto galáctico de Florentino tiene mimbres y talento, pero de momento está desnudo de fútbol. El presidente está preocupado y con razón. Para luchar y sudar ya estaba el Madrid de Juande, cuya labor se agigante con partidos como el que vimos el domingo pasado en Canal +. Llega el momento de pedirle a Pellegrini que aproveche este parón para que reflexione y se explique. Esto no es lo pactado ni lo prometido. El Madrid no juega a nada y jugadores jóvenes como Granero están castigados como si esto fuera el parvulario del colegio. Hasta Van der Vaart tiene ahora protagonismo cuando hace dos meses era un desecho de tienda.
Mal camino el que ha tomado el chileno, que debe rectificar radicalmente sus planteamientos o se verá consumido por la hoguera trituradora de un club que no admite la palabra fracaso. Sólo ha sido una derrota, lo sé, pero la imagen dada en Sevilla no es la adecuada para un equipo diseñado para enamorar. Si te gastas 250 millones de euros en plena crisis mundial no es para luchar bravamente ante el tercer equipo de la Liga...