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El maestro pudo con el aprendiz

Berdychfed

Tomás de Cos

La pasada madrugada recompensó a los noctámbulos aficionados a la raqueta. Al otro lado del globo, en Melbourne, se vivió un brillante duelo entre el suizo Roger Federer y el checo Thomas Berdych. Uno de los encuentros más interesantes que se pueden ver en estos días, pleno de intensidad y tenis de altísimo nivel. Porque quizás junto a Andy Murray, el “amigo” de Nadal sea la promesa que más calidad atesora.

Muy pocos, tal vez ninguno, si exceptuamos al serbio Djokovic, pueden jugar de tú a tú contra ‘Mr Perfecto’, disputando cada punto con las mismas armas. Unos mimbres que son el sello de su tenis. Hablamos de la osadía y el atrevimiento de no variar la estrategia por enfrentarse al más grande, por más que el balance le sea desfavorable (6-1), de su exquisita técnica, su completo catálogo de golpes –incluido el arte de la dejada- y su facilidad para cambiar de ritmo y variar el ángulo de sus tiros. Un jugador muy agresivo y versátil que recuerda al Federer anterior al 2003. Incluso en sus ocasionales pecados de juventud, que le mantienen en un segundo escalafón mundial.

No decimos con ello que el tenista checo esté llamado a alcanzar la excelencia deportiva que luce el chico tímido de Basilea. No pretendemos jugar a profetas y será el tiempo quien se encargue de dar sentido o desnudar estas afirmaciones.

Su estilo de juego convierte sus duelos con Federer en combates abiertos, de finos y elegantes pegadores. Son partidos para la galería, en los que las estrategias quedan al servicio de la intuición, la improvisación y el talento.

En el primero de ellos Berdych aprovechó el factor sorpresa y privó a Federer del sueño de conseguir una medalla olímpica en Atenas’04. Una espina clavada en el orgullo del suizo, que desde entonces le ha endosado seis derrotas consecutivas, y de la que tratará de resarcirse el próximo agosto en Pekín.

El combate de esta pasada madrugada no pasó de los tres asaltos (6-4, 7-6 y 6-3). Eso sí, muy disputados, en especial el segundo, en el que Federer remontó un 0-3 inicial y un 2-5 y dos bolas de set en contra en la muerte súbita. El número uno volvió a exhibir su mejor versión y su veloz flotar (similar al del azulgrana Henry) sobre la pista.

El suizo dio un nuevo paso adelante en la defensa del título y se tomó un merecido ‘respiro’ tras la sufrida victoria sobre Tipsarevic. Retar a Federer a un juego de precisión puede parecer un suicidio. El maestro volvió a derrotar al aprendiz. Pero con la apuesta, Berdych deleitó a los trasnochadores y fue fiel a su forma de entender el deporte. Valió la pena.