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González se vistió de Nadal

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Tomás de Cos

La Copa Masters de Shanghai no deja de dar sorpresas. Si ayer David Ferrer se reivindicaba con una tremenda victoria ante Novak Djokovic, hoy Fernando González dejó en estado de shock a 'Mr Perfecto', que volvió a pecar de un exceso de confianza y acabó desquiciado (6-3, 6-7, 5-7). Además, Andy Roddick demostró estar totalmente recuperado de su lesión de rodilla y superó a Nikolay Davydenko en su vuelta a las canchas (3-6, 6-4 y 2-6). El grupo Rojo se pone al ídem gracias a la primera derrota de Federer en la fase de liguilla de este torneo.

Fernando González se estrenó con victoria en la Copa Masters 2007 y espantó un fantasma a derechazos. Después de un primer parcial muy cómodo para el suizo, que jugó con la insultante superioridad de la que sólo él es capaz, González apeló con éxito a la 'nadalada'. Y le salió cara. Un cambio de actitud en su juego y de estrategia, aprovechando uno de las recurrentes relajaciones en las que cae el suizo después de ganar un set, fue suficiente para igualar el duelo.

El 'bombardero de La Reina' se llevó el gato al agua ganando menos puntos que su rival (98 por 103 del suizo), lo que dice mucho en su favor de su estabilidad mental en los momentos importantes. En definitiva supo llevar al número uno del mundo, con quien llevaba un deprimente balance de diez derrotas en diez encuentros, al mismo estado de ansiedad al que suele invitarle Rafa Nadal. Ahí donde el de Basilea se siente herido en su orgullo y deja traslucir su condición humana, la misma que mostraba cuando todavía era un diamante por pulir.

Bastó que el chileno activara las piernas y le escondiera su revés (Federer acabó sin saber dónde poner la bola) para que el duelo se igualara. No en vano González luce la mejor derecha del circuito y hoy supo sacarla de paseo. Sobre el variado segundo servicio del suizo y corriéndose de derecha en los intercambios. Una vez que 'mano de piedra' logra colocarse y soltar el estacazo, es misión imposible tratar de recuperar la iniciativa en el punto. Y no se quedó ahí, cuando Federer le encontró el revés supo sufrir sin desesperar y arriesgar con latigazos inesperados en paralelo. González se olvidó hoy de su revés cortado, una de sus mejores armas pero inofensiva ante el tenista nacido en Basilea.

La muestra más clara de humanidad la dejó entrever el suizo en el tie break del segundo parcial. Sin explicación alguna (él es todo un especialista en la muerte súbita) se dejó intimidar (González arrancó con un ace y dos mini breaks) y se olvidó de atacar después de regalar un punto que tenía ganado con un absurdo remate centrado a un metro de la red. El chileno envió un globo largo y el suizo se jugó el punto a la media vuelta con soberbia. 4-0 y la cabeza en cualquier sitio. Tanto que González, para entonces embalado, llegó a colocarse con 6-0 a su favor y acabó resolviendo el segundo parcial por un contundente 7-1.

Federer acabó maniatado

Federer era víctima de su estado de ansiedad y no supo reponerse nunca. Aunque su brillante técnica, un peldaño por encima del resto, le mantuvo en la pelea hasta el final del tercer set. No recuperó la calma y desperdició hasta cinco bolas de break. Tres de ellas en el segundo juego (0-40) después de haberse puesto con 1-0 a favor sin ceder un tanto. Las prisas y el ataque de soberbia multiplicaron sus errores no forzados hasta hacerle perder el control.

Con el empate a cinco juegos el final ya sonaba conocido. Son muchas las veces en las que Nadal había marcado el camino y González se erigió hoy en su mejor discípulo. El chileno se agarró a la pista y metió, con profundidad y buscando prioritariamente el revés del suizo, todas las bolas dentro esperando que el hombre enfadado hiciera el resto. Y lo hizo como acostumbra, por la vía rápida. Rotura de servicio, con dos zambombazos de derecha made in González incluidos, y más prisas. Mirada perdida al suelo para soportar el calvario inesperado de la mejor forma posible. Hoy algún consejo desde fuera le hubiera venido bien a Federer por mucho que siga siendo el mejor jugador del mundo y a juicio de quien escribe de la historia.

Roddick, recuperado

El que no falló en su debut después de casi dos meses alejado de las pistas (se ausentó en Madrid y París) fue Andy Roddick. El de Nebraska sufrió más de lo esperado pero acabó manteniendo su imbatibilidad ante el ruso Nikolay Davydenko, al que sin duda tiene la medida bien tomada.

Sin dar su mejor versión el servicio le mantuvo siempre con ventaja en el partido. ualquier contratiempo se resuelve más fácil si uno acostumbra a enviar pelotazos ajustados a la línea a más de 220 km/h. Con una rotura en el cuarto juego del primer set le fue bastante a Roddick para ponerse por delante con un cómodo 6-3.

El segundo parcial fue otra historia. Davydenko dio un paso adelante, jugó más agresivo y dentro de la pista e incluso se asomó alguna vez por la red. Y el duelo se igualó mucho hasta que Roddick dio la espantada y se ausentó del encuentro. El norteamericano logró su objetivo de quebrar el saque de su rival y colocarse 4-3 arriba y servicio. Y ahí decidió que el ruso había bajado los brazos. Se relajo al servicio, que acabó perdiendo y dio alas a su rival.

El ruso es uno de los tenistas más regulares del circuito y lo aprovechó. Ganó su saque con solvencia (40-15) y volvió a romper el de Roddick gracias a tres inexplicables errores no forzados del norteamericano con su drive antes de destrozar su raqueta contra el suelo de la pista instalada en el impresionante Qi Zhong Stadium. Partido igualado y visita a los vestuarios en busca de un poquito de calma.

Roddick apuró el tiempo y logró cambiar el chip después del uno iguales. Recordó la fórmula del primer set y se apoyó en su servicio para sacar adelante por un contundente 6-2 su debut en el torneo. Una victoria meritoria y que debe servirle para recobrar parte de su autoestima perdida.