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A Bellingham no le sancionan por llevarse las manos a sus testículos en la cara del banquillo de Eslovaquia, un gesto mundialmente conocido que no necesita interpretación nacionalista o geopolítico-territorial.

PorAritz Gabilondo

No soy capaz de sentirme realmente feliz después de contemplar el mediocre espectáculo que han ofrecido los “Bleus” en la mayor parte del encuentro.

PorFrédéric Hermel

El seleccionador, que tiene mil vidas, se ha parapetado en un equipo que parece imbatible, al que hay que matarlo.

PorAndrés Onrubia

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