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MOTOGP

Yamaha se juega a Quartararo

La fábrica japonesa debe poner a disposición de Quartararo la próxima temporada una moto ganadora, si no quiere perder al francés una vez concluya su contrato.

Actualizado a
Fabio Quartararo.
Steve WobserGetty

En algunas ocasiones perder, es otra forma de ganar. Y en este 2022 Fabio Quartararo se ha ganado el respeto de todos sus rivales en general y sus compañeros de marca en particular, después de haber estado peleando por el título hasta la última carrera gracias a su calidad, pues rindió durante todo el curso muy por encima de la moto que Yamaha puso a su disposición para tratar de revalidar la corona. Solo hace falta mirar hacia la tabla para darse cuenta de ello: es el único piloto de la fábrica que ha ganado y ha subido al podio. Pero por si fuera poco, el francés ha sumado prácticamente el 80% de puntos que se reparten entre todos los pilotos de la casa de los diapasones en este año.

Viéndolo así, el papel de Quartararo parece más algo paranormal que pura casualidad. De nuevo el rendimiento de la Yamaha ha estado condicionado por la falta de velocidad punta que el fabricante japonés arrastra desde hacer un par de temporadas y en la que tanto hincapié ha hecho el francés desde que se conoció que trampearon los motores para encontrar ‘algo más’. Pese a ello El Diablo dio otra oportunidad al equipo de los diapasones y el tiempo, en lugar de darle la razón, ha hecho que se plantee más que nunca una continuidad que pasará por la moto que le ofrezcan desde Japón para disputar el próximo curso. El objetivo es desarrollar un prototipo capaz de plantar batalla a las otras marcas ganando velocidad, un compromiso que ya adquirieron con Fabio en su última renovación (fue en junio de este año y se prolongará hasta 2024).

Entonces desde la fábrica convencieron a su campeón bajo la promesa de ofrecerle las armas que necesitaba para pelear por el título sin hacerlo en inferioridad. Sin embargo, ese vuelve a ser el punto de partida después de que un contratiempo que llegó durante el pasado invierno cambiase los planes en Iwata. “Tuvimos un problema de fiabilidad con la unidad que debíamos introducir en este 2022 y que estuvimos desarrollando durante 2021″, confiesa por primera vez Lin Jarvis, director de Yamaha, en Motorsport. El británico destapaba el secreto mejor guardado de la temporada y el motivo por el que no pudieron homologar una nueva unidad de potencia que sigue siendo urgente y necesaria, por no decir obligatoria.

De ella depende que un Quartararo demasiado benévolo con su fabricante continúe depositando su confianza en Yamaha. Aunque tras conocer ese contratiempo que llevó a los ingenieros a tomar una decisión conservadora para evitar males mayores, cobra sentido la poca crítica que realizó francés hacia la unidad de potencia a lo largo del curso. Siempre lo destacó como su punto débil, sin embargo, nunca fue demasiado crítico con una desventaja que se le comunicó antes de comenzar el curso. “El primer problema al que nos enfrentamos fue tener que decírselo (el problema de fiabilidad) a Fabio, como campeón del mundo”, admite Jarvis, sobre una unidad de potencia que decidieron no homologar para evitar males mayores: “No tiene sentido usar un motor más potente si no es fiable”.

La falta de potencial fue suplida con el talento de un piloto que en clara desventaja, colocó a una M1 inferior en la segunda posición del podio final. Quartararo completó la temporada 2022 “con el mismo nivel de potencia que en 2021″ y aunque no le gustó, el francés simplemente trató de poner a nivel personal todo aquello de lo que carecía la moto. El resultado fue sorprendente: tres victorias y seis podios de diez posibles en la primera mitad de curso, para marcharse con el liderato en su poder a las vacaciones. Sin embargo, su ventaja de 91 puntos terminó siendo insuficiente ante una Ducati que cuando despertó, sacó a relucir toda esas miserias de Yamaha de las que no se había hablado hasta entonces.

“Fabio podría haber sido mucho más duro con nosotros y se lo agradecemos”, recalca Jarvis, dentro de un proyecto que ahora va más allá del agradecimiento y las promesas para tratar de retener a su campeón. Lo que necesitan en Yamaha es una reacción y para ello han decidido confiar en los servicios de Luca Marmorini, experto en motores y ex de la F1. La misión del ingeniero será eliminar el problema de fiabilidad que impidió estrenar propulsor en 2022 y además, aumentar su músculo al máximo posible para dejar atrás ese déficit de velocidad punta que les deja con una desventaja aproximada de 12 km/h respecto al rival más potente.

Eso ha obligado a Yamaha a trabajar ya en varias líneas de desarrollo, donde el objetivo principal es tratar de encontrar un motor que se acerque al máximo ideal. No hay una clara dirección aún, pero sí la certeza de que “hay veces que debes tocar fondo para salir reforzado”. Si lo harán o no se sabrá cuando regresen las motos a pista, pero en Iwata ya están trabajando para “enderezar la mayor debilidad de la moto”. ¿Qué necesitan para ello? Más potencia y más velocidad punta, en una etapa decisiva donde la casa de los diapasones se juega la continuidad de Quartararo para mantener una alianza, que tan solo necesita garantías sobre el asfalto para seguir de la mano en MotoGP.