Yamaha pide paciencia: “No somos magos”
Meregalli, director del equipo, asume la falta de competitividad en la M1 pero espera cambios: “Ahora sabemos qué queremos hacer y dónde queremos llegar, pero lleva tiempo”.
Yamaha llegó al nuevo curso con la lección aprendida. La marca de los diapasones era consciente de que la continuidad de Quartararo dependía de la competitividad de la M1 y la primera toma de contacto con la temporada, aleja al francés cada vez más de la fábrica japonesa. No es ningún secreto que El Diablo ya ha comenzado los contactos con otras marcas, de hecho fue el propio piloto quien lo reconoció abiertamente como otro mecanismo de presión hacia el equipo, pero ni siquiera las ventajas del nuevo sistema de concesiones y el haber adaptado el modelo de trabajo a la mentalidad europea, trae buenas noticias o al menos esperanza para lo que está por venir.
Yamaha se despidió del primer gran premio de la temporada con un pobre botín de cinco puntos gracias al undécimo de Quartararo el domingo. El GP de Qatar fue más de lo mismo para la marca japonesa y el francés aseguró que estaban “más lejos que nunca de la cabeza”. Fabio señaló problemas por todas partes mientras que Meregalli, director del equipo, prefirió dar una visión más prudente en Canal+ Francia: “Fabio hizo lo que pudo por el momento. Somos realistas. Ya habíamos visto lo que podíamos hacer aquí hace dos semanas, durante los test, cuando hicimos la simulación de carrera. Ya vimos el nivel”.
Al dirigente italiano no le sorprende el rendimiento de la M1 en Losail, pero eso no libera a la marca de cierta decepción: “Por supuesto que no estamos contentos, somos realistas y objetivos. Hemos enumerado lo que tenemos que hacer, pero lleva tiempo”. Sin embargo Meregalli también destacó lo positivo de una moto que ha mejorado “la velocidad punta y la aerodinámica, aunque tenemos que seguir progresando”. Bartolini y Nicotra, director técnico y aerodinámico de Ducati respectivamente hasta finales de 2023, en conjunto con Marmorini, son las figuras claves en la que han confiado su recuperación, pero todavía “hay trabajo por hacer”. Pero desde la fábrica piden tiempo.
Qatar fue una decepción, pero Meregalli acabó “satisfecho porque hicimos todo lo que podíamos hacer”. ¿A qué se refiere con ello? Principalmente, a recoger datos para trabajar en una dirección que les lleve de nuevo a los puestos de cabeza: “Hemos cambiado cosas, ahora sabemos realmente lo que queremos hacer y dónde queremos llegar, pero todo esto lleva tiempo. No somos magos”. “Sabemos lo que hay que hacer pero lleva tiempo llegar”, insiste el dirigente italiano, a sabiendas de que el tiempo juega en su contra. Porque la paciencia de Quartararo tiene un límite y deben convencerle con hechos, no con palabras.