MotoGP

Sin avances en Yamaha

El prototipo V4 de la marca japonesa se estanca. Los resultados de Augusto muestra un proyecto que continúa muy verde: “Necesitamos algo más”.

Augusto Fernández.
LILLIAN SUWANRUMPHA
María Viñas
Gallega en Madrid. Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense. Aprendió en la SER y aterrizó en el AS en 2020. El olor a gasolina y los motores le acompañan desde pequeña y, aunque no sabe lo que es ir a 300km/h, le gusta contarlo. Le encontrarás recorriendo el mundo de circuito en circuito y con la pasión de descubrir nuevas historias.
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Trabajan a destajo y, aun con esas, Yamaha sigue sin avanzar. Los japoneses han entrado en un bucle constante de problemas que ya no solo perjudican al equipo oficial de la marca en MotoGP, sino que salpican también al equipo de pruebas. Y, con ello, también implica al proyecto del nuevo motor V4 en el que llevan trabajando todo el año. Un cambio histórico en la fábrica que está pendiente de decidirse, porque hasta escuchar los comentarios de Quartararo, Rins o Miller, no se tomará una decisión sobre esta novedosa moto que podría ser la opción de cara al próximo 2026. Lo único que está claro hasta el momento es que, a dos carreras del final de año, los de Iwata mantendrán el mismo nivel de concesiones para la próxima campaña.

Y eso implica que puedan seguir trabajando en el motor a lo largo del año, algo que no pondrán hacer el resto de marcas (está por ver en el caso de Honda), ya que los propulsores se quedarán congelados este invierno, con intención de reducir gastos de cara al cambio de normativa de 2027. Pero antes de pensar tan a futuro, Yamaha necesita sentarse a analizar todos sus datos para buscar una solución que les lleve a escalar puestos en la tabla de tiempos, algo que ya está consiguiendo Honda en este tramo final de año. Porque los del ‘ala dorada’ ya no son extraños en el podio, especialmente Joan Mir.

Pero para Yamaha es algo que está tardando en llegar y, visto lo visto en Sepang, no tiene pinta de que se consiga a corto plazo. Y menos de manera constante. Augusto Fernández regresó este pasado fin de semana a la parrilla de salida de MotoGP en calidad de wildcard, como parte de esas pruebas que los japoneses están haciendo con el nuevo propulsor V4. La intención es dejar a un lado el motor en línea que han mantenido durante su historia en MotoGP y, aunque parecía que se hablaban maravillas de este nuevo proyecto, la realidad es que el GP de Malasia ha dejado más sombras que luces. Incluso el español asumió que fue “un fin de semana difícil para nosotros”, con múltiples problemas que no llegaron a solucionar hasta el domingo. Todo para quedarse en el mismo punto de partida.

“Empezamos el fin de semana peor que como terminamos en Misano, así que sentimos que teníamos que empezar de nuevo a descubrir lo que necesitábamos para encontrar la base otra vez”, indicaba el piloto probador de la marca, que partió desde la última plaza de la parrilla, para acabar el esprint del sábado a 25.4 segundos de la cabeza y, el domingo, a 47.060 de Álex Márquez. Y sí, se redujeron los 61 segundos de distancia con los que acabó en Misano, pero la diferencia continúa siendo abismal. Sobre todo en su histórico quebradero de cabeza: la velocidad punta. El propulsor sigue siendo muy lento antes sus rivales. De hecho, Augusto marcó una máxima de 329.2 km/h, muy alejada de los 341.7 km/h de la KTM de Pedro Acosta.

Sin avances en Yamaha
Augusto Fernández, en el box de Yamaha durante el GP de Malasia.LILLIAN SUWANRUMPHA

Yamaha se queda sin tiempo

Todavía mucho que trabajar en un proyecto que ha mostrado lo verde que sigue. La realidad es que Yamaha no consigue enderezar su rumbo, sin rendir a su máxima potencia y con una temporada que está llegando a su fin. Y el fin de semana en Sepang solo sirvió para volver “al mismo punto que como terminamos en la carrera de Misano”, es decir, “sufriendo en el mismo puntos”, con “los mismos problemas” que en Italia. En resumen, sin evolución en un prototipo en el que llevan inmersos ya un año. Aunque Fernández arroja un poco de luz a la crisis: “Podemos decir que lo positivo es solo esto, porque tenemos una dirección clara a seguir, al menos para el próximo test y la próxima carrera en Valencia“.

El tiempo apremia y Yamaha tiene que tomar una decisión, pero el problema sigue siendo el mismo: falta trabajo y rapidez por parte de la fábrica. Al igual que los pilotos oficiales, ahora es Augusto el que insiste en la necesidad de traer nuevas actualizaciones que probar porque ya se hizo “todo lo que pudimos con lo que tenemos”: “Necesitamos piezas, necesitamos algo más”. “Necesitamos que los ingenieros ahora trabajen en cosas nuevas y sigan esta dirección”, insiste el español. Y tendrá que ser rápido porque, en apenas 20 días, el V4 se volverá a poner en pista para el último wildcard de la temporada en el GP de la Comunidad Valenciana. Tras el fin de semana, llegará el primer test de pretemporada (18 de noviembre), donde los oficiales volverán a probar el nuevo prototipo. Y serán escuchados para tomar decisiones que marcarán la temporada de 2026. Yamaha se lo juega todo.

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