Sí se podía ir a peor
Se perdió tres citas por lesión, se retiró de dos carreras y, aún así, Marc Márquez se queda a cuatro arrastrones de alcanzar las 18 caídas con las que terminó 2022.
Se pensaba que Honda había tocado fondo, pero 2023 guardaba todavía un mayor tormento para los japoneses. El podio de Marc Márquez en la sprint del GP de Portugal fue una utopía en medio de un colapso importante para los del ala dorada. Ahora sí, la situación es la más crítica que han vivido en su historia. Tanto es así que el Mundial de MotoGP ya valora un cambio en las concesiones para ayudarles a salir a flote y, en un intento desesperado de resolver sus problemas, HRC echó mano de Kalex para la fabricación de un nuevo chasis. El tercer basculante en lo que llevaban de temporada. Mejoró la moto, algo casi imperceptible, por lo que todo sigue siendo un drama de puertas para dentro. Y ahora toca asumir la derrota: se tomó la línea de desarrollo equivocada y, aunque desde Japón se dejen la vida por sacarlo adelante, solo un nuevo proyecto puede revertir la situación. ¿El problema? Tener que tirar por la borda el resto de la temporada y centrarse en 2024. “Estamos en la mierda”, confesó Alberto Puig, team manager del Repsol Honda, sin poder ocultar ya la decepción y el estado de crisis dentro del box naranja.
Pero tirar la toalla en un gigante como Honda es algo que no se puede permitir. Sin embargo, no hay salida ni vuelta atrás: solo queda mirar a un nuevo futuro que construir unidos. Y esa es otra de las grandes incógnitas que se ha encontrado la marca más laureada del Mundial: ¿Marc Márquez forma parte de ese futuro? Lo cierto es que no hay nada certero. Las dudas y los rumores no dejan de sobrevolar en torno al ilerdense, quien insiste en que está volcado al máximo con un proyecto del que formará parte hasta 2024. O eso, al menos, es lo que pone sobre el contrato, aunque muchos ya apuntan a un divorcio entre la marca y el piloto, que, aparentemente, no lo tiene fácil para encontrar un hueco en la parrilla fuera de la formación japonesa. KTM se acercaba como la mejor de sus opciones, pero los austriacos ya han recibido la negativa de Dorna para poner dos motos más en parrilla y, en todas sus ecuaciones, tienen que hacerle hueco a un Pedro Acosta que ya ha confirmado su salto a la categoría reina. Un marrón en toda regla para los europeos.
Dejando a un lado temas de mercado, Márquez tendrá que seguir afrontando en lo que resta de año lo que es su temporada más complicada dentro del Mundial, al margen de su lesión en el brazo. A nivel mental, Marc está al límite y físicamente su cuerpo ha dicho basta. Quedó en evidencia este último triplete antes del verano. Se fue al suelo en Mugello y, tanto en Alemania como en Assen, se retiró los dos domingos como consecuencia de su estado físico por unos cuantos arrastrones más. Al final, en lo que va de año y contando su ausencia en tres grandes premios, el de Honda todavía no ha conseguido puntuar los domingos. Buscar el límite ya no es el estilo que funciona con la HRC. No con una moto que resulta inestable y que, sin previo aviso, acaba lanzando al piloto por los aires. En palabras de Márquez, arriesgarse a esos niveles ya no vale la pena para luchar por un Top10.
Más caídas que en 2022
Y es que el dato de esta primera mitad de año no puede ser más crítico. Pese a que Márquez siempre ha sido uno de los pilotos que más caídas registra a lo largo de la temporada, los números de este 2023 son, prácticamente, de récord. El ilerdense se va de vacaciones con 14 arrastrones a su espalda, cuatro más que el verano pasado y a cuatro de alcanzar las 18 caídas con las que puso fin al curso 2022. Y todo teniendo en cuenta que, en lo que va de curso, se perdió tres citas por su operación en la mano tras Portimao, consecuencia de un accidente fatal en el que se llevó por delante a Miguel Oliveira al no poder controlar la moto. Eso sí, la peor parte llegó en Sachsenring, su circuito estrella, donde acumuló cinco caídas de viernes a domingo. Márquez se desesperó, se le vio enfadado y, tras la volada del Warm Up tomó la decisión de parar. “Si aquí no funcionamos, apaga y vámonos”, asumía el jueves antes del gran premio. Dicho y hecho, aunque con todas las consecuencias físicas que fue sumando durante esos tres días (costilla rota, dedo de la mano fracturado y contusión fuerte en el tobillo). En Assen lo intentó, controlando mucho más sus acciones y, aún con esas, salió peor parado y con un dolor que le hizo frenar antes de tiempo.
En conclusión, la situación es ya insostenible. Toca dar un paso atrás y aprovechar este descanso de cinco semanas para recuperarse, física y mentalmente, pero también para reflexionar sobre el futuro. Y es que, tanto a Marc como a Honda, les toca tomar decisiones tras el verano.