RFME, un sello para la paz
El conflicto entre clubes dejaba sin representación internacional al motociclismo español. Acabaron creando una organización, en Zaragoza como punto de encuentro.
Si por algo es conocida y admirada la afición al motociclismo es por la pasión con la que viven el deporte, pero también por la ilusión y el buen ambiente que se puede apreciar en cualquier circuito que se visite. Todos bajo un mismo lema y un sentimiento común. Sin embargo, y aunque a los más aficionados les cueste creerlo, al principio no era así. De hecho, los conflictos eran el pan de cada día entre los distintos clubes, con normas y mentalidades diferentes que chocaban a la vez que el motociclismo seguía una tendencia de crecimiento muy importante. Y, con el desarrollo de las motocicletas, también crecían las competiciones, que se iban multiplicando alrededor de todo el mundo. He aquí la cuestión de enfrentamientos entre todos los clubes de España: la representación española en el ámbito internacional. Y es que, aunque parecía una tarea bastante sencilla, ninguno se ponía de acuerdo mientras la actividad seguía su curso. Madrid, Barcelona y el País Vasco ya no eran las tres grandes potencias en el país, porque Zaragoza o Santander también se unían a esa pasión que les hacía recorrer el mundo sobre dos ruedas.
Los conflictos no se resolvieron hasta entrar en 1923. Concretamente, el 3 de febrero de ese año lo cambió todo. Representantes del Real Moto Club de España (RMCE) y del Real Moto Club de Catalunya (RMCC) se reunieron para firmar un acuerdo de paz que llegaría representado en la creación de una federación nacional que defendiera los intereses de la competición motociclista española y donde, además, pudieran estar representados todos aquellos clubes con actividad. De ahí nació lo que conocemos como la Real Federación Motociclista Española (RFME), que celebra ya su centenario. Cien años desde que Zaragoza fue el punto de encuentro diplomático para ambos clubes. Un punto medio entre Madrid y Barcelona en la que poner fin a sus respectivas rutas, para darse la mano y avanzar unidos, bajo la misma idea hacia un futuro mejor. Un esfuerzo por ponerse de acuerdo por el bien del motociclismo español que, un siglo después, tantas alegrías ha dado al país.
Aquel día en Zaragoza se redactaron los estatutos de la organización, que quedaría bajo la presidencia de Ricardo Ruiz Ferry y con una junta directiva creada de tal manera que estuvieran representados diferentes miembros que componían el RMCE y el RMCC. Fue entonces cuando el motociclismo español avanzó unido después de años de desorganización y un desarrollo anárquico. De hecho, a raíz de la creación de la RFME se dividió el territorio español en tres zonas: el norte del país sería la Zona A (Galicia, Asturias, Santander, Vascongadas y Navarra) bajo supervisión de la Real Peña Motorista Vizcaya desde 1972, la Zona B (Cataluña, Aragón, Baleares y Valencia) bajo responsabilidad del Real Moto Club de Cataluña y la Zona C que abarcaba el resto de España, a cargo del Real Moto Club de España, ya que Madrid sería el foco principal de toda actividad. Y, aunque su mayor objetivo era un Campeonato de España estable, el gran hito no se forjó hasta 1930. Década en la que, además, el motociclismo español trabajó para alcanzar el nivel que ya se veía en Europa.
La Real Federación Motociclista Española celebra sus 100 años los días 24 y 25 de junio con un evento para disfrutar del mundo de las dos ruedas: Madrid Motoshow.