“Mi madre prefería verme graduado que ganando el Mundial”
David Alonso: “¿Qué hubiera estudiado? Todo mi pensamiento era sacar los estudios para ser piloto de motos. Era la única norma en casa”.
Motegi puede coronar a David Alonso campeón de Moto3, a cinco carreras del final, gracias a la enorme ventaja con la que llega al GP de Japón: +97 sobre Holgado, +105 sobre Ortolá y +107 sobre Veijer. Hay muchas combinaciones, pero la más directa es la de la victoria. Irá a por ella, entre otras cosas, por evitar que su jefe, Aspar, no se haga en balde el viaje hasta Japón, país que no visitaba desde 2011 y al que ha vuelto por su pupilo en el CFMOTO Gaviota Aspar. Con ustedes el Colombiano de Madrid, un chaval de 18 años, nacido en Madrid, que vive en Torrejón del Rey (Guadalajara) y que pasa mucho tiempo en Valencia. Resumiendo, ciudadano del mundo, y muy majo...
-¿Cómo es tan bueno?
-(Sonríe ruborizado). Hay que poner siempre el foco en ver dónde se puede mejorar y aprender de las experiencias que te da la vida. Hay veces, no sólo en las motos, que no se ponen los cinco sentidos en lo que estás haciendo y te falta. Las carreras me están enseñando a que, si pones los cinco sentidos, puedes tener más potencial del que tú te piensas, y siempre trato de seguir esa línea.
-Y esto lo dice un chaval del 18 años que en Indonesia remató su novena sinfonía de la temporada y que llega a Japón, a cinco carreras del final, con bola de título...
-Ahora sí que puedo decir que tengo más victorias que Nico en el año de su título. (Se ríe).
-Al que ha obligado a venir a Japón es Aspar con esa bola de título. ¿Qué le parece?
-Después de 13 años volveremos a ver al jefe en Japón y le estamos esperando aquí con los brazos abiertos (salía el jueves de viaje). Necesitamos su experiencia, las ganas y la pasión que siempre le pone para que nos dé un empujoncito.
-Tendrá ya claras las cuentas que le hacen campeón en Japón, ¿no?
-Buf, cómo tenga que pensar todo eso en carrera. Son demasiados números en la cabeza y bastante tendré con aprenderme las marchas que toca en este circuito. Y poco más.
-Simplificando, ganando otra vez es campeón. ¿Qué le parece?
-Eso es más fácil, en teoría, pero luego la práctica no lo es.
-Para mí, la de Indonesia, el pasado domingo, fue su victoria más difícil de todo el año, por la oposición que tuvo en carrera, pero también por cómo empezó el fin de semana. ¿Está de acuerdo?
-Sí. Empezó el fin de semana complicado. Es de esas caídas que no te esperas y que, cuando estás en el suelo, te das cuenta que ha sido un golpe muy seco. Eso me condicionó un poco todo, porque no hice muchas vueltas, porque tenía dolores por esa caída y me faltaba ritmo. Y estaba también el tema del hombro derecho, que me molestaba. Fui todo el GP a remolque, estando un poco más cerca cada vez que llegaba a la carrera, pero lo bueno es que supe ir a contrapié y sacar nuestra mejor versión.
-¿Hay celebración de título pensada?
-Hay algo por ahí, pero el Mundial no está en el bolsillo hasta que esté ganado. En el momento en el que subestimas a los rivales o te crees superior, te dan por todas partes. La última frase que me ha dicho Nico antes de alguna salida es: “No subestimes a tus rivales”.
-¿Con monociclo?
-No, eso era sólo para una victoria. Un título se merecería algo diferente. Lo del monociclo fue en Misano 2. Lo tenía preparado desde Aragón y me pasó factura en esa carrera y en la de Misano 1, pero aún así quise insistir porque eso me podía ayudar para el futuro, el lidiar con ese tipo de presiones. No lo gestioné bien ni en Aragón ni en Misano 1 y quise volver a insistir en Misano 2 para poner mi mente a prueba y ver si era capaz de no pensar en el monociclo durante la carrera, hacer mi trabajo y luego ya disfrutar del monociclo. El equipo quería que me olvidara ya de él en Misano 2 y les dije que, por favor, no fueran supersticiosos y confiaran.
-De todas las dedicatorias que ha hecho durante el año, me llamó especialmente la atención la que hizo para su colegio, el Santo Tomás de Aquino. ¿Por qué se acordó de su cole?
-Para mí es muy importante, porque he tenido la gran suerte de ir allí. Como dice su lema, ‘no es sólo un colegio, es una forma de vida’ donde yo he estado estudiando y gran parte de cómo soy es gracias a ellos, al director y a todos los profesores. Allí no eres un número más, sino David Alonso o Aitor Gómez, con nombre y apellido, y eso ayuda mucho.
-¿Cómo es que no habla de los compañeros? Eso es que busca que le suban la nota...
-(Sonríe). Los compañeros ya lo saben, además, me sigo llevando con ellos. Es bonito que se mantenga esa relación y esa amistad ahora que cada uno está en sitios diferentes. Trato de no perder el contacto con ellos, porque nos hemos criado juntos desde pequeños y con algunos tengo relación desde los tres años y mi carrera universitaria es esta de las motos, y ahí vamos.
-¿Hasta dónde estudió?
-Acabé la ESO, todo bien, sin problema, y con el salto al Mundial no me fue posible seguir con el Bachiller. Es una de las cosas que más le ha costado a mi madre. Creo que a ella le hacía más ilusión verme graduado en una universidad que ganando el Mundial (se ríe). Le costó aceptarlo, pero vio poco a poco que esto era lo que me apasionaba. A veces hay que decidir y está orgullosa de mí.
-¿Qué hubiera estudiado de no ser piloto?
-Me gustaban las matemáticas y física y química. Yo era de ciencias. No sé decir qué habría estudiado, porque nunca ha estado en mis pensamientos. Todo mi pensamiento era sacar buenas notas para que me dejaran montarme en la moto, que era la única norma que había en casa. Sacar todos los estudios para ser piloto de motos.
-¿El cole era mixto o de chicos?
-Mixto. (Sonríe). Había compañeros y compañeras y siempre hay alguna especial de la infancia.